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“El consumidor europeo puede estar tranquilo”

La asistencia tecnológica y la investigación en I+D+i son claves a la hora de certificar y conseguir las máximas de seguridad alimentaria. Por ese motivo, ambas claves son también protagonistas en el Mes de la Seguridad Alimentaria organizado por SIC Agro-alimentaria y Cooperativas Agro-alimentarias Castilla-La Mancha y patrocinado por La CaixaBank.

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Durante la jornada que se desarrollará el 25 de junio en Tomelloso estará presente el Centro Tecnológico Ainia para analizar cuáles son las tendencias que aseguran que un producto cumple con las expectativas de calidad.

Este centro, que participará en la mesa redonda junto a otros profesionales de la alimentación conocedores de los riesgos y preocupaciones en cuanto a seguridad, aportará su experiencia en relación a tres puntos que desarrolla día a día en su trabajo e investigación, como son la prevención, el control y la anticipación de los riesgos, además de mostrar qué avances y descubrimientos tanto tecnológicos como científicos se están alcanzando actualmente.

El director de Asistencia Tecnológica y Servicios Analíticos de Ainia, Roberto Ortuño, explica que en líneas generales, “el consumidor europeo y concretamente, el español, puede estar tranquilo pues el producto que se vende en Europa cuenta con los estándares de seguridad  más altos del mundo”. Las empresas europeas, así como las instituciones y órganos de gobierno, “tienen muy claro que la seguridad es la base para poder comercializar un producto, por lo que se desarrollan sistemas de control y de análisis muy exhaustivos que permiten tener tranquilidad ante lo que compramos y consumimos”, comenta Ortuño.

El consumidor europeo es a día de hoy muy sensible en cuanto a temas de calidad y de seguridad alimentaria se refiere, cuenta con una gran cantidad de información, con educación en seguridad y con la idea preconcebida del “riesgo cero”, lo que le permite ser muy exigente. Con esta base “debemos tener en cuenta que la producción europea es la más controlada de todas. Responde a la idea del consumidor de que lo que como, no debe producirme ningún daño”, explica Roberto Ortuño.

El respaldo del experto

Ainia cuenta con más de 700 empresas asociadas, mayoritariamente del sector alimentario, representando la seguridad alimentaria el 80% de su actividad. La asistencia técnica, el asesoramiento, los servicios analíticos y la formación a profesionales son algunos de los servicios que permiten alcanzar unas máximas de seguridad.

Para prevenir cualquier tipo de riesgo así como asegurar que el producto que se consume es de confianza, se llevan a cabo tres procesos diferentes. La primera clave a tener en cuenta está en la línea de la prevención. “Las empresas y los centros de desarrollo tecnológico en materia de seguridad tienen un papel clave a la hora de desarrollar la tecnología y los equipos que permitan tener productos seguros, identificar los posibles riesgos y las medidas que se pueden tomar para evitar que, efectivamente, se acaben convirtiendo en riesgos reales para el consumidor o su salud”, comenta Ortuño.

Otra de las cuestiones donde la tecnología y la ciencia ayudan a contribuir a la seguridad de los productos es el control. Tanto la propia empresa alimentaria como los asesores expertos deben analizar todos los pasos de la producción de alimentos, las materias primas y materiales que se usan para ello. Se debe tener en cuenta “todo aquello que sea entendido como un posible riesgo a través de los análisis de los procesos de producción, los análisis microbiológicos, el control de las unidades…”, explica Ortuño.

La globalización y el intercambio de productos y materias primas entre diferentes países han hecho que la anticipación y la prevención tengan aún más cabida a día de hoy. Las noticias, las investigaciones, las publicaciones y análisis de otros mercados pueden dar pistas de posibles riegos a tener en cuenta a medio y corto plazo al tener la experiencia de los países vecinos. Como comenta Roberto Ortuño “es nuestra obligación estar pendiente de qué sucede en otros países, saber qué reacciones se dan ante productos nuevos para poder anticiparnos”.

Lo que preocupa al consumidor

Como explica Ortuño “lo que queremos las personas cuando compramos es cubrir nuestra necesidad de alimentarnos, que nos nutra y que no perjudique nuestra salud, pero además a los productos les pedimos más cosas. Necesitamos que cuenten con valores añadidos muy diversos, que van desde un buen sabor y aroma hasta que nos ayude a mantener un estatus. Comemos de manera cotidiana pero la alimentación también es parte de nuestras actividades sociales de todo tipo”.

De esta manera, el consumidor europeo lo que reclama es información y variedad. Desde el norte de Europa llegan las tendencias que más tarde se implantarán en España, “en estos países cada vez se tiene una preocupación mayor por la salud” comenta Ortuño y añade que “lo mejor que puede hacer el consumidor para asegurar su bienestar es tener una dieta lo más variada posible y no tener demasiado en cuenta las modas que se intentan instaurar en materia de alimentación”.

Compromiso de CaixaBank

Las oficinas AgroBank ofrecen atención personalizada por parte de un equipo de más de 2.000 gestores con formación específica en el sector agrario y dedicación exclusiva, y de una amplia oferta de productos y servicios financieros para agricultura y ganadería. Además, los profesionales de AgroBank cuentan con la última tecnología para acercarse a sus clientes y tienen a su disposición tablets y smartphones que les permiten realizar la asesoría financiera y la contratación de productos desde las propias explotaciones agrarias. Los clientes también pueden encontrar los productos y servicios de banca de particulares, pymes y empresas de la red de la entidad.

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