El cambio climático obligará a una gestión más eficiente del agua
La Fundación LAFER y el Instituto de Ingeniería de España, con el patrocinio de Grupo Tragsa han celebrado una jornada para analizar las alternativas de futuro.
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Bajo el título «Alteraciones en el Ciclo Hídrico- Efectos del Cambio climático en el sector agroalimentario», Federico Estrada, Director del Centro de Estudios Hidrográficos (CEDEX) dependiente del Ministerio de Agricultura (MAPAMA) inauguraba este martes una jornada en la que se ha explicado desde un punto de vista científico-técnico, la evolución de los recursos hídricos y el impacto de los efectos del cambio climático. En el marco de esta jornada, organizada por la Fundación LAFER, el Instituto de Ingeniería de España y patrocinada por Grupo Tragsa, Estrada ha mencionado que las principales variables para tener en cuenta el fenómeno del cambio climático son las alteraciones en la temperatura y en las precipitaciones.
El informe presentado forma parte de un conjunto de estudios que se han venido realizando en el marco del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático. El objetivo de este plan es conocer los impactos y la vulnerabilidad y la adaptación al cambio climático de los distintos sectores potencialmente más afectados (gestión del agua, agricultura, biodiversidad, zonas costeras, salud y turismo), con el fin de establecer un diagnóstico y la definición de las medidas más efectivas de gestión y planificación para la adaptación. En este marco, Estrada explicó que en el estudio se emplearon un conjunto de seis escenarios climáticos regionalizados que representan la variabilidad del conjunto de escenarios puestos a disposición por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
El director del Cedex ha indicado que el cambio climático va a agudizar problemas vinculados al uso del agua que ya existían en España, pero que todo un conjunto de instrumentos como son la planificación hidrológica, las asociaciones de regantes y las obras hidráulicas, asentados desde en nuestra cultura desde comienzos del siglo XX, nos permitirán ir afrontando los problemas derivados de esta situación.
Luis Garrote, Catedrático Ingeniería Hidráulica de la UPM centró su intervención en hablar de la adaptación al cambio climático, vinculado a la gran incertidumbre que existe en cuanto al concepto de “disponibilidad del agua”. Al respecto, Garrote ha mencionado la reducción de disponibilidad en las cuencas de los ríos del arco mediterráneo europeo, y muy especialmente en España, en concreto en el Guadalquivir y Guadiana. “Esta contexto nos obliga a adaptarnos a la situación y gestionar esta menor cantidad de recursos, modificando las políticas de adaptación” ha recalcado. En la actualidad el grado de utilización de los recursos es muy alto en muchas regiones españolas. Junto a ello, los usos del agua tienen una gran trascendencia socioeconómica, especialmente en las zonas donde los recursos son más escasos. Este panorama supone una alta vulnerabilidad frente a posibles cambios climáticos, ya que, si no se modifica la estructura actual de utilización del agua, el margen disponible para la adaptación en algunas zonas es muy restringido Por último, Garrote ha destacado que “si hubiera suficiente volumen de regulación no sería necesario reducir la demanda, y ha recordado que independientemente de cómo evolucione el clima, la mayor parte de las medidas de adaptación serán muy positivas”.
La mesa redonda que cerraba la Jornada ha comenzado con la exposición de José María González, Experto en Ingeniería del Agua en Grupo Tragsa, ha iniciado su exposición recordando que el cambio climático obliga a incrementar la eficiencia en la agricultura. “El incremento de obras de almacenamiento de agua, la modernización de regadíos, la innovación tecnológica y una mayor atención a las aguas subterráneas y reutilización de aguas”, son los pilares para hacer frente a este cambio, según ha destacado González. En este contexto el representante de Tragsa ha recordado que el regadío es el mayor consumidor de agua de España, por lo que el uso eficiente del mismo es fundamental. De hecho, la superficie dedicada al regadío se ha incrementado desde 2000 a 2014, pasando de 3,3 millones a 3,6 millones de ha regadas, pero con una considerable reducción en la demanda de agua, pasando del 80% al 68% del total. La fórmula para una mayor eficiencia en el uso del agua ha venido de la mano del la intensificación del riego por goteo, que actualmente representa el 49% de la superficie cultivada (1,75 millones de ha). Este factor sitúa a España como uno de los países líderes en esta forma de regadío, y pone de relieve el enorme esfuerzo realizado por el sector agrario.