El sabor ante todo. GRUPO EL CIRUELO
El grupo El Ciruelo aumenta sus cifras de facturación de la mano de su apuesta decidida por las uvas sin semilla, que suponen el 90% de su producción.
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Pocas empresas pueden presumir de crecer al ritmo que lo está haciendo El Ciruelo.
Con una facturación que prevé cerrarse en 2016 en 100 millones de euros (90 en 2015), y con 2.200
hectáreas de supercie a pleno rendimiento (la mitad destinada a uva y la otra mitad a fruta de hueso), el grupo ha adquirido entre el pasado año y el actual 800 más que entrarán en producción en las próximas campañas y que les permitirá aumentar sus cosechas, que en el caso de la uva se situará en este ejercicio en 35.000 toneladas. “De ellas, el 90% son sin semillas”, nos comenta Cristina Gutiérrez, responsable comercial de El Ciruelo. En este sentido, son las variedades apirenas las que lideran el reparto varietal de la firma, que trabaja con una treintena de referencias. Y es que la creciente demanda de los mercados hace que la apuesta por este tipo de producto sea total. “En el Reino Unido, Alemania o Escandinavia ya apenas se consume uva con semilla”.
Con sabor
En el arco mediterráno la situación es diferente. La falta de dulzor de las primeras variedades apirenas desarrolladas en sus inicios a finales de los 90 se convirtió en una barrera para llegar a los consumidores de países como España, Italia o Francia. Ahora, la situación ha ido cambiando, y los nuevos programas han logrado cubrir esa carencia inicial, aportando a las uvas sin semillas toques dulces como el moscatel e incluso el caramelo acercándose más a la uva tradicional. “El sabor es prioritario, pero sin descuidar el color, el tamaño y la productividad”.
Así, en El Ciruelo tratan con mimo cada variedad con la que trabajan, aprovechando al máximo sus características, con el objetivo principal de cubrir con garantías los siete meses de la campaña de uva. “Jugamos con las distintas variedades dependiendo de la zona y de la fecha de campaña en la que nos encontremos “, apunta Cristina Gutiérrez. La prioridad, en su opinión, es incidir en el periodo tardío de la cosecha, que aporta más oportunidades comerciales al haber terminado las campañas en el resto de países productores.
“Es ahí donde podemos conseguir un mayor rendimiento a nuestra producción porque hay menos
competencia”.
Con todo, El Ciruelo afronta el futuro más próximo con optimismo. Por ello continúan invirtiendo no solo en nuevas plantaciones, sino también en instalaciones y maquinaria que les permiten mejorar la vida poscosecha de sus productos. Además, la firma tiene previsto poner en marcha un nuevo proyecto de uva ecológica y a finales de este año volverá a ser protagonista con su formato especial para Nochevieja, en un packaging único con forma de reloj y doce uvas lavadas, sin pepitas y cuya demanda ha crecido de manera exponencial desde su lanzamiento hace 4 años. El éxito está asegurado.