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Una reflexión sobre la sostenibilidad

Carta semanal de Jose Antonio García, director de Ailimpo.

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Ailimpo WCO

Una palabra que cada día oímos y leemos más, con un concepto a menudo difícil de concretar y un alcance muy amplio. En ocasiones se trata de una exigencia de los clientes que actúa como simple filtro comercial. A menudo y de forma errónea se trata de un criterio “flexible” que se exige en función de la demanda del merado o del precio.

Sin embargo, hay otro acercamiento más interesante, a través de la estrategia de sostenibilidad el sector o cualquier empresa puede analizar, medir y gestionar los impactos que tenemos sobre la sociedad y el entorno. En un negocio como el nuestro basado en el corto plazo (sobre todo el mercado de producto fresco), la sostenibilidad tiene dos impactos iniciales muy positivos: nos obliga a pensar en el largo plazo, y nos obliga a manejar indicadores para hacer un seguimiento continuos. Porque la sostenibilidad no es un objetivo, es una actitud, un viaje que se inicia y nunca acaba.

Desde AILIMPO siempre hemos insistido en el triple enfoque de la sostenibilidad, económica, social y medioambiental. Y siempre el punto de partida ha de ser la sostenibilidad económica, la justa remuneración de todos los actores que intervienen en la cadena de suministro. Sin ella, no podemos exigir aspectos medioambientales y sociales. La magia la encontramos en el círculo virtuoso de esos tres ejes, que se retroalimentan y nos aseguran la pervivencia de nuestro sector en el futuro. Y estoy seguro de que un sector sostenible es un sector que genera más valor y mayor rentabilidad. Sin abusos en las relaciones internas, y con beneficios no solo dentro del sector, sino para todos los que los anglosajones llamas “stakeholders”. “Toda fuerza es débil si no está unida” (La Fontaine)

EL DATO: HUELLA DE CO2

Las plantaciones de limón en España tienen una gran capacidad de captación de CO2 atmosférico. Como resultado, la fijación neta del cultivo asciende a 360.550 toneladas de CO2 al año. Aunque el sector emite en el desarrollo de su actividad una cantidad de 49.300 toneladas de CO2 (18.122 durante el transporte, 19.705 en los almacenes de manipulación y envasado y 11.473 en las plantas de procesado), concluimos que su huella de carbono neta es de 311.250 toneladas de CO2 al año. Por tanto, el sector del limón en nuestro país contribuye activamente a la lucha contra el cambio climático al ser un auténtico sumidero de carbono.

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