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19 Mar 2025 | Actualizado 10:12

Revista del Sector Hortofrutícola

Primaflor, un futuro con propósito

Toni Martínez, Director de Producción y Clemente Serrano, Director del Área Legal/ Sostenibilidad/ Calidad de Primaflor

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Los cambios que estamos viviendo en el sector son en su mayoría escenarios sin retorno. Por tanto, la diferenciación se verá en aquellas organizaciones que añadan el “propósito” a su misión como empresa. El compromiso ambiental no es nuevo para Primaflor. Los productos de Primaflor evolucionan y se adaptan a las nuevas necesidades del consumidor, con el propósito de que esa diferencia aporte valor a la sociedad y cada vez tenga un efecto más neutro al entorno. Todos los cambios legislativos vividos y los futuros que vienen desde la UE nos obligan de una forma radical a poner a disposición del cliente final producto en óptimas condiciones de vida útil, seguridad alimentaria y trazabilidad generando cada vez un menor impacto ambiental. Un elemento clave para el sector será comprobar si la UE defiende a sus agricultores a los que les exige los más altos estándares en asuntos sostenibles y sociales frente a importaciones de terceros países que tienen una regulación mucho más laxa.

Climatología
Partimos en este ámbito de que el aumento de temperaturas ha intensificado ciertos problemas fitosanitarios en los últimos años. Estas condiciones impiden el parón natural en los ciclos de plagas y enfermedades, lo que incrementa tanto la intensidad como la frecuencia de los ataques. Además, el calor favorece la propagación de virus, ya que muchos dependen de insectos como vectores, cuya actividad también aumenta bajo estas condiciones. Este escenario plantea un desafío significativo para la producción agrícola, afectando al rendimiento y generando un encarecimiento significativo de los costes de producción.

Además, durante la campaña, las distintas zonas de producción se ven afectadas por estas catástrofes naturales, que en muchos casos resultan en la pérdida parcial o total de las cosechas. Estos daños no solo comprometen la rentabilidad de las explotaciones agrícolas, sino también la estabilidad de los mercados y el acceso de los consumidores a productos frescos. La agricultura española enfrenta una situación crítica que requiere medidas urgentes, como la inversión en infraestructuras de protección, el desarrollo de seguros agrarios más accesibles y eficaces, y la promoción de prácticas resilientes que permitan a los agricultores adaptarse mejor a las condiciones climáticas extremas. En Primaflor mitigamos estos efectos diversificando zonas de cultivo y apostando por generar riqueza en dichas ubicaciones que permite arraigar población a zonas rurales.

Agua
Sin duda, los problemas relacionados con la escasez de agua no solo tenderán a incrementarse, sino que ya lo están haciendo de manera alarmante. Cada campaña enfrentamos desafíos crecientes debido a los prolongados periodos de sequía y la baja pluviometría característica de nuestra región, agravados por la concentración de estas lluvias en episodios torrenciales que dificultan su aprovechamiento. Aunque el sector ha invertido significativamente en sistemas de riego eficientes y tecnologías avanzadas para optimizar el uso del agua, estas soluciones no son suficientes para contrarrestar el impacto de una disponibilidad hídrica cada vez más limitada. Se están realizando en los últimos años colaboraciones publico privadas de Comunidades de Regantes y administración central para ayudar en el medio plazo a paliar los efectos de la sequia con actuaciones prioritarias en gestión sostenible del agua, el desarrollo de infraestructuras para la captación y almacenamiento, etc.
Como empresa, enfocamos inversiones desde hace décadas en aras de maximizar la eficiencia en el uso del agua, adoptando tecnologías avanzadas de riego, como la monitorización en tiempo real, la fertirrigación de precisión y la digitalización de la gestión hídrica. Además, se requiere un manejo adecuado de aguas de baja calidad, minimizando su impacto en el rendimiento de los cultivos y preservando la fertilidad del suelo a largo plazo. A medio plazo, el incremento de agua desalada plantea un horizonte de mejor disponibilidad de recursos hídricos, tanto en cantidad como en calidad. La colaboración entre agricultores, administraciones públicas y el sector tecnológico será clave para superar estos desafíos y garantizar la sostenibilidad de las producciones hortofrutícolas en un entorno cada vez más condicionado por el cambio climático y la escasez de agua.

«El compromiso del sector debe ir acompañado de un apoyo conjunto entre instituciones, empresas y consumidores para garantizar que estas prácticas sostenibles puedan adoptarse sin comprometer la viabilidad económica de las explotaciones agrícolas»

El suelo
El suelo, junto con el agua, son pilares fundamentales de la agricultura. Sin embargo, el cambio climático plantea desafíos críticos como la erosión y la desertificación, que amenazan la sostenibilidad de la producción agrícola. Ante este panorama, el futuro requiere un enfoque integrado que combine el uso intensivo del suelo con prácticas sostenibles. En Primaflor lo abordamos desde hace años con ejemplos prácticos como las rotaciones de cultivos, la incorporación de materia orgánica, el manejo adecuado de la relación carbono/nitrógeno (C/N) y el control de salinidad, estrategias clave para preservar la salud del suelo. Además, las nuevas tecnologías, como sensores avanzados y sistemas de monitoreo digital, están revolucionando la forma en que gestionamos estos indicadores. Su implementación masiva será crucial en los próximos años, tanto para mitigar los efectos del cambio climático como para garantizar la productividad agrícola. Asimismo, el éxito de estas soluciones dependerá de la formación y especialización de profesionales capaces de interpretar datos, diseñar estrategias y promover prácticas sostenibles. Invertir en conocimiento y tecnología no es solo una necesidad, sino también una oportunidad para garantizar un futuro agrícola resiliente y sostenible.

De hecho, ya se están adoptando medidas y explorando nuevas alternativas, pero el desafío radica en encontrar un equilibrio entre sostenibilidad ambiental y rentabilidad económica. Algunas prácticas sostenibles, como la agricultura regenerativa, el uso de cubiertas vegetales o la reducción del laboreo, han demostrado su efectividad para conservar el suelo, pero aún no son económicamente viables para muchas explotaciones. Es necesario promover políticas públicas, incentivos económicos y la transferencia de tecnología para que estas soluciones sean accesibles y rentables para los agricultores. El compromiso del sector debe ir acompañado de un apoyo conjunto entre instituciones, empresas y consumidores para garantizar que estas prácticas sostenibles puedan adoptarse de forma masiva sin comprometer la viabilidad económica de las explotaciones agrícolas. Preservar el suelo no es solo una urgencia para el sector, sino una inversión en el futuro de la seguridad alimentaria global.

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