El apio tiene un ciclo de tres a cuatro meses desde su plantación y debe sembrarse un mes antes en semillero. Es bastante más largo que el de la lechuga, que es de mes y medio, por lo que también tiene un requerimiento de agua un 25% superior. Se utilizan mantas térmicas para evitar las heladas y a la vez unificar el cultivo. El apio apenas tiene problemas de plagas y, al tratarse de un cultivo minoritario, apenas tiene tratamientos. Esto se debe a que para las casas de fitosanitarios es difícil rentabilizar todo el coste de la autorización de un tratamiento en cultivos que no son masivos.
Primaflor comercializa apio en piezas de fresco cortadas de unos 30 centímetros de largo con distintos calibres de grosor, siendo el más común el calibre 16. Durante el verano trabaja solo en el mercado nacional, dado que los principales consumidores de apio (Reino Unido y Alemania) producen apio en esta época del año.
Fuente: Elalmeria.es / Freshplaza