Escribe para buscar

Destacado

Presentado en Madrid el Libro Blanco de la Alimentación sostenible

Artículo de opinión de Tomás García Azcárate.

Comparte

El miércoles 2 de marzo se presentó en madrid el Libro Blanco de la Alimentación sostenible[1], promovido por las Fundaciones Carasso y Alternativas. Tuve el honor de ser uno de los coordinadores científicos,  junto con Celsa Peiteado (WWF), Ivanka Puigdueta (Universidad Politécnica de Madrid) y Dionisio Ortiz (Universidad Politécnica de Valencia) y de intervenir en el evento, que se desarrolló en el Jardín Botánico de madrid.

Los trabajos empezaron en el año 2019 con un objetivo ambicioso: identificar y proponer para alimentar el debate más que necesario, algunas de las más importantes claves para lograr una rápida transición hacia sistemas alimentarios sostenibles, resilientes y territorializados.

Son 13 capítulos pero podrían haber sido más. Han participado 53 expertas y expertos. Son todos los que están pero no están ni mucho menos todos los que son. Representan una mezcla, les garantizo que a veces explosiva, entre académicos y practicionistas, ingenieros, sociólogos, economistas, ecólogos y otras gentes de mal vivir.

Para los autores, el libro blanco, dada la complejidad de los temas a tratar, no es el toque silbato que indica el final del partido, sino el lanzamiento de la moneda para que el balón se ponga en juego. Intentamos que sea una semilla a la que cuidar, a través de un debate organizado, transparente y plural, sobre qué sistema alimentario nos merecemos y las medidas para alcanzarlo.

Empezamos por el capítulo que aborda el que es el resultado último y central de los sistemas alimentarios: la seguridad alimentaria, en su conceptualización más amplia. A partir de aquí, arranca un capítulo dedicado a la cadena alimentaria seguido por capítulos centrados en los sistemas productivos: agrícolas, ganaderos y pesqueros. Le siguen el agua y su gestión, la logística y la distribución de alimentos, el anclaje territorial de los sistemas alimentarios y su articulación con el desarrollo de las áreas rurales. Luego viene el dedicado al consumo, al que le sigue el que aborda la salubridad de los alimentos.

Los capítulos temáticos finalizan con un bloque de tres temas de carácter transversal y de enorme importancia en la configuración de unos entornos alimentarios facilitadores de la transición hacia la sostenibilidad: educación, publicidad, y fiscalidad.

El libro concluye que la necesaria transición ecológica descansaría primero en 5 pilares: una ciudadanía consciente e informada; un marco político/institucional facilitador y seguro; un sistema de incentivos económico que sea coherente con los objetivos de la sostenibilidad alimentaria; una cadena de valor equilibrada, transparente, inclusiva y resiliente y una producción alimentaria en equilibrio con la naturaleza

También descansaría en unos principios transversales: la necesaria recuperación, generación y trasmisión del conocimiento sobre sostenibilidad alimentaria y la construcción de un diálogo social para transitar hacia un sistema en equilibrio con la naturaleza, justo, inclusivo y resiliente.

Centré mi intervención  en lo que llamé “deshacer el nudo gordiano”.

Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/fb/Yugo_y_nudo_gordiano_cortado_unido_a_Tanto_Monta_emblema_de_Fernando_el_Cat%C3%B3lico.jp

 

El cambio climático es una realidad. La agricultura y el medio rural son al mismo tiempo víctimas y causas del cambio climático. Por lo tanto, la Política Agraria Común (PAC) debe acompañarles en la transición (agro)-ecológica

Los sistemas alimentarios deben ser cada vez más verdes. Pero no habrá ni agricultura verde ni pesca verde en números rojos.

Un producto digno ha de recibir un precio digno: por esto la organización de la producción, las interprofesiones y la ley de la cadena son importantes para que la cadena alimentaria creé valor y este se reparta equitativamente entre todos sus actores.

Un productor digno ha de ofrecer condiciones de trabajo dignas a sus trabajadores. Un productor digno ha de pagar sueldos dignos a sus trabajadores

Pero unos precios dignos repercuten negativamente en las categorías sociales más fragilizadas de nuestra sociedad-, ahora más por el impacto acumulado de varias crisis. Estos consumidores deben beneficiarse de la solidaridad nacional

Y terminé afirmando que la solidaridad nacional y comunitaria es necesaria para amparar y proteger a todos los actores de la cadena, desde los productores a los consumidores, desde los trabajadores y empresarios de la industria agroalimentaria a los de la distribución. O la transición ecológica es inclusiva, o nos vamos todos al carajo.

Este fue el título que le puse al video que realice poco después[2]. La verdad es que me han alegrado algunos comentarios y entristecidos otros. En Facebook, Carlos Rodriguez me llamó “Ecolojeta de salón”, “Agrivald Ay” dio el siguiente consejo “No os molestéis en oírlo” y terminó su simpático comentario llamándome “charlatan de feria”. Evidentemente, si el objetivo perseguido era promover un debate ponderado, estas calificaciones son una muestra de fracaso.

Cuando le respondo que la solidaridad nacional debe manifestarse al lado de todos los actores de la cadena, empezando por los agricultores, me pregunta entre otros “y con decir que «no hay agricultura verde en números rojos» ya es suficiente?”. Esta vez le tengo que dar la razón. He dedicado toda mi vida profesional a trabajar para promover las organizaciones comerciales de productores y sus asociaciones, para movilizar la amplia excepción al derecho de la competencia que han escrito con letras de oro los Padres de Europa en los Tratados fundacionales, para contribuir a construir una cadena alimentaria, en España y en Europa, creadora de valor primero y un justo reparto de este valor entre sus actores.

“Al echar la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar” decía el poeta.  Obviamente, el objetivo perseguido no se ha conseguido aunque tengo la convicción (¿o quizás la esperanza?) que si la labor conjunta de muchos para empujar el carro, la situación sería aún peor hoy en día.

Lo de “o nos salvamos todos, o no se salva ninguno” también quiere decir que debemos construir relaciones (y los debates con respeto, escuchándose, son un primer paso) de confianza y colaboración. Sin buenismo, siendo conscientes de que los resultados son el reflejo de las correlaciones de fuerzas entre los distintos agentes, pero sin intolerancia ni insultos tampoco.

[1] http://cchs.csic.es/sites/default/files/content/news/2022/libro_blanco_alimentacion_sostenible.pdf

[2] https://agronegocios.tv/videos/o-la-transicion-agro-ecologica-es-inclusiva-o-nos-vamos-todos-al-carajo

 

Deja un comentario

Subscríbete a nuestra newsletter
Sé el primero en conocer las noticias diarias del sector hortofrutícola, directas a tu email
Suscríbete
Mantente informado, siempre puedes darte de baja.
close-link