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Paco Borrás: «La falta de reciprocidad en los acuerdos comerciales lastra el crecimiento exportador»

El consultor Paco Borrás analiza en las siguientes líneas la evolución de las importaciones y exportaciones españolas de frutas y hortalizas en la primera mitad de la campaña 2020/2021, de septiembre a febrero.

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aguacate

Para los productos agrícolas es bastante habitual hablar de campañas y comenzarlas casi al mismo tiempo que los colegios, en septiembre, al inicio del otoño. Por eso, en estos momentos en que ya estamos de lleno dentro de la primavera, los servicios estadísticos del Ministerio de Comercio (Datacomex) nos dan los datos completos de la media campaña 2020/21.

Las cifras que nos ofrecen en términos de cantidades (toneladas) son muy similares a las del año pasado, por lo que la parte dura de la pandemia no se corresponde con este período del calendario.

exportación frutas hortalizas

Vemos que las cifras de hortalizas están ligeramente por debajo, compensadas por el leve crecimiento de los cítricos, y es en las frutas no cítricas donde el descenso es más representativo, aunque, en el total, supone un descenso muy pequeño (-1’64%). La bajada de las futas la han protagonizado tres familias: la fruta de hueso, las fresas y los kakis.

En lo que respecta a las importaciones, solo bajan claramente los cítricos en términos relativos, y este descenso se ve compensado por las ligeras subidas de hortalizas y frutas no cítricas.

El balance sigue siendo totalmente positivo para España. Exportamos 7.496.312 Tn e importamos 2.270.747 Tn, por lo tanto, nuestro saldo es de más de 5 millones de toneladas en positivo.

Trasladado el análisis al valor económico del comercio hortofrutícola, el resultado es aún más satisfactorio, ya que el valor de nuestras exportaciones ha subido en comparación al año pasado. A pesar de haber bajado en volumen, la facturación de nuestras ventas al exterior ha crecido, como vemos en el siguiente cuadro.

exportación frutas hortalizas

Las tres familias (hortalizas, frutas no cítricas y cítricos) han mejorado el valor de sus exportaciones por encima de su variación en toneladas, lo que implica que sus precios medios han sido más elevados.

No es el caso de las importaciones, cuyo valor ha caído un 8,19%, y teniendo en cuenta que en cantidades prácticamente habían estado estables, los precios medios de las diferentes familias también han bajado.

Por ello, en términos económicos, el balance es ligeramente más positivo. El valor de nuestras exportaciones ha sido de 8.355 millones de euros y el de las importaciones de 2.259 millones de euros. El balance export-import, en términos de valor económico, es favorable a España en 6.100 millones de euros.

Un balance satisfactorio
Cuando se miran las estadísticas desde un despacho, el balance es positivo y probablemente defendible. Si exportamos a muchos países, es normal que nuestras puertas estén abiertas  para recibir también de otros. Fin de la discusión.

¿Pero es normal que importemos en seis meses más de medio millón de toneladas de patatas, que, prácticamente, todas vengan de Francia y que esa tónica dure varios años?

Nuestro segundo proveedor de hortalizas en estos seis meses es, desde hace mucho tiempo, Marruecos, con tomates, pimientos y judías, fundamentalmente. La explicación está en el costo de la mano de obra del país vecino y su estructura feudal, que no acaba de favorecer demasiado el desarrollo de las comunidades agrarias del país. En las frutas, el hecho de ser un país en una zona templada implica que ciertos productos del trópico, bananas, piñas, aguacates y otros vengan de ahí, por lo que, a medida que el nivel de vida español subió, nuestras importaciones de esos países crecieron. También las de manzanas europeas de zonas con mejores condiciones climáticas que las nuestras, de modo que esas frutas se han ido consolidando en nuestros lineales.

Pero lo que esconden estas cifras es la gran falta de reciprocidad con algunos países, que está lastrando nuestro crecimiento exportador. De este mismo, en el apartado estadístico de las frutas (08), importamos de países con los que no tenemos ningún acuerdo de reciprocidad, lo que implica que ellos vienen cumpliendo las normas internacionales de limpieza y sanidad de sus productos, pero nosotros tenemos que cumplir unos protocolos de exportación en muchas ocasiones tan draconianos que, simplemente, no podemos exportar. Destacan en cifras anuales las 130.000 Tn de EE. UU.; las 106.000 de Nueva Zelanda; las 50.000 de México; las 14.000 de Turquía; y, en menores cantidades, India o Japón.

En los últimos meses, hemos asistido a una celebración triste, la de protocolos de exportación firmados para exportar kakis y cítricos a Perú, cuando la reflexión tendría que ser: Perú nos envía casi 200.000 Tn anuales de frutas y hortalizas, destacando 94.000 de aguacates, mangos y piñas; 21.000 de uvas; 3.000 de arándanos; 40.000 de cebollas y 8.000 de espárragos, entre otros, todos sin ningún tipo de protocolo. ¿Por qué nosotros tenemos que ir a Perú con protocolos de exportación que, además, cuestan tiempo y dinero de negociar, los tenemos que pagar los productores, hay que hacerlos producto a producto, como si nosotros, agricultores europeos, fuésemos hijos de un Dios menor?

Eso sí, en este caso, el costo de negociación de los protocolos fue algo más económico porque no hace falta pagar traductores, como se tuvo que hacer cuando se negociaron los protocolos de exportación de uva a Vietnam.

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