Olas de calor, sequía estival, falta de horas de frío en invierno, episodios meteorológicos violentos, … el cambio climático ya está actuando en las cuencas francesas y sería peligroso creer que estas tierras se verían poco o menos afectadas que las de otros países europeos.
Pero sabemos que el mañana se inventa hoy. El futuro de las explotaciones depende de nuestra lucidez y capacidad de adaptación. Dejemos a un lado los problemas de competitividad de la producción europea, las distorsiones de competencia en el mercado global de frutas, la escasez de mano de obra, las limitaciones legales e incluso la preocupación medioambiental. Hoy me preguntáis sobre la resiliencia de las plantaciones de Blue Whale frente al cambio climático. Como productores de fruta francesa, ¿tenemos alguna herramienta para amortiguar el impacto de este cambio climático, que ya es perceptible?
Una de las primeras herramientas, además de trabajar en la disponibilidad de agua, es hacerlo en la capacidad específica del suelo para retenerla. Llevamos muchos años experimentando con técnicas de conservación del suelo. Estas, ya probadas en cultivos herbáceos, se están implantando, estudiando y midiendo en fincas de ensayo. Se basan en un enfoque sistémico de la finca con beneficios a diferentes niveles. Favorecen la biodiversidad pero, sobre todo, permiten aumentar la resiliencia frente a los riesgos del cambio climático: de almacenar agua en el suelo en periodos de sequía, a estabilizar suelos y volverlos más absorbentes y menos hidromórficos, al tiempo que actúa en estructurar y enriquecer las cubiertas vegetales, reduciendo potencialmente la presión de las plagas y virus.
Actualmente estamos probando y combinando estas técnicas agroecológicas en el marco del proyecto de investigación y desarrollo “Régénération Fruit” (Regeneración de Frutos). Este proyecto de I+D de cinco años de duración se lleva a cabo en consorcio con otros cinco socios agrotecnológicos e institucionales. Este ambicioso programa busca innovar en el cultivo de la manzana combinando técnicas disruptivas para estimular las defensas inmunitarias de los árboles y aumentar la resiliencia de las plantaciones frente a los riesgos climáticos.
«Seamos ambiciosos, ingeniosos y, sobre todo, seamos valientes. El futuro de nuestra actividad depende de ello»
Desarrollo genético
El cambio climático nos lleva también a replantearnos los proyectos de innovación varietal.
La resistencia al estrés térmico en las nuevas variedades es un criterio importante, a la vez que se busca calidad organoléptica que responda a las expectativas del mercado.
Observamos actualmente cerca de 40 nuevas variedades en las fincas pilotos de nuestras cuatro zonas de producción. Cuatro variedades nos llaman particularmente la atención, pero aún no hemos decidido en cuál invertir. Seguimos también de cerca el programa Hot Climat Partnership que ofrece algunas variedades con características interesantes.
Para hacer frente a los efectos del cambio climático va a hacer falta una nueva serie de medios tecnológicos y decisiones políticas. El desarrollo genético es crucial y, para ello, los políticos deben estar más abiertos a las nuevas tecnologías de mejora.
Desde el punto de vista agronómico, también tendremos que seguir invirtiendo de forma significativa para encontrar nuevas soluciones para combatir los bioagresores que tienen cada vez mayor incidencia: insectos, virus y otros hongos. En esta batalla, ¡la naturaleza avanza más rápida que la conciencia política!
¿Es preciso dejar de producir para que nuestros representantes tomen conciencia de lo que está en juego? ¡Ya es demasiado tarde!
¿Y qué opinar sobre el acceso al agua? En Francia el tema es casi tabú. El agua es vida… ya cada vez habrá menos en verano y se corre el riesgo de que llegue cada vez de forma repentina en los momentos en que hay que almacenarla. Seamos ambiciosos, ingeniosos y, sobre todo, seamos valientes. El futuro de nuestra actividad depende de ello y con él la sostenibilidad alimentaria en Europa.