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Menor producción y bajos precios para la fruta de hueso extremeña

Extremadura vive la campaña de la fruta más complicada en el último trienio. Al descenso de producción se suman los bajos precios, una situación que los fruticultores esperan revertir con el inicio de la recogida de la ciruela.

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fruta de hueso

Javier Ramos Cumplido, fruticultor de 29 años, no quiere pensar más allá de lo que está haciendo en el campo desde la tercera semana de junio. «Lo que quiero es recoger la cosecha y llevarla a la cooperativa en su tiempo. Este año hemos tenido una primavera muy dura aunque cada uno cuenta la historia según le va. ¿Qué precio me pagarán por mi fruta? Ni idea. La liquidación final no será hasta diciembre. Esto te crea más intranquilidad todavía en una campaña que se presenta complicada», relata este joven agricultor de Valdelacalzada (2.750 vecinos), en las Vegas Bajas del Guadiana.

Ramos está en una de las zonas donde más fruta de hueso se cultiva en Extremadura. Y decir eso es mencionar una de las grandes zonas productoras mundiales de fruta por el potencial exportador de nuestra comunidad autónoma.

En estas fechas Javier, coge su pequeño tractor a las siete menos cuarto de la mañana para iniciar su jornada laboral. Se acerca a su parcela de 8 hectáreas y, junto a una cuadrilla de cuatro o cinco jornaleros, cosecha ahora nectarinas y melocotones. Terminará en estos primeros días de julio. Para septiembre queda la ciruela más tardía.

«Para entonces se debe tener claro lo que ahora, sinceramente, es una incertidumbre. Estamos hablando del precio, de un buen precio, algo que ahora no se atisba aunque quiero ser optimista», relata José Aurelio García, gerente de la cooperativa Explum, a la que pertenecen Javier y otros 79 fruticultores del municipio valviense.

La ciruela acapara el 80% de la producción que entregan los socios. La nectarina y el melocotón se reparten el 20% restante. Más o menos como pasa en el resto de la región, aunque con porcentajes un poco más equilibrados.

Ciruela, nectarina, melocotón, y cereza, por este orden, son los frutales con más toneladas producidas desde Extremadura. La ciruela es la fruta estrella. Entre el 60 y el 70% de la que hay en España es extremeña. En realidad, es mucho más que eso. Extremadura es la principal región productora de Europa.

Con una capacidad de producción de 120.000 toneladas, lo normal es que cada año genere entre 90.000 y 100.000 en las 7.000 hectáreas que tiene repartidas a lo largo de las fértiles vegas del río Guadiana.

Son 7.000 hectáreas de ciruelas de las 25.000 aproximadamente que se reparten por toda Extremadura de frutales. De ellas, 14.000 son de cerezas, circunscritas casi exclusivamente al Valle del Jerte.

«2015 fue un buen año en todo, en producción y en precios. Desde entonces hemos tenido campañas complicadas pero sin duda la más complicada es la de este año», confirma Miguel Ángel Gómez, gerente de la Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex), colectivo que agrupa al 90% de los productores de frutas en nuestra comunidad autónoma.

Se refiere Gómez a una conjunción de factores negativos que no se había visto desde hace tiempo y que han dañado no solo a los agricultores sino al importante volumen de mano de obra que genera cada campaña de la fruta en Extremadura.

De una parte está la cuestión meteorológica. En marzo/abril, falta de cuaje del producto por un exceso de agua y demasiado frío en momentos puntuales. En mayo, el pedrisco de las tormentas.

Factores
El informe elaborado por la Consejería de Medio Ambiente y Políticas Agrarias, base para lograr del Gobierno la declaración de zona afectada gravemente por emergencias (antigua zona catastrófica), es demoledor. Las tormentas de mayo causaron daños en los cultivos valorados en 32.039.477 euros y la pérdida de 675.769 peonadas.

Además, la superficie de cultivos que se ha visto afectada alcanza las 36.343,47 hectáreas, de las que 14.823,76 hectáreas han sufrido la destrucción del total de sus producciones. Una parte significativa de estas hectáreas son de frutales.

Son números destacados para un subsector, el frutícola extremeño, que presenta igualmente una cifra a tener muy en cuenta. «Estamos hablando de una facturación muy importante, de unos 300 millones de euros al año, el 70% de ese dinero por las ventas al exterior», explica el responsable de Afruex.

Los últimos datos de ingresos extremeños por exportación de frutas son notables. En 2017 se colocó en el mercado exterior fruta por valor de 169,5 millones, pero en 2016 ese montante fue superior, 178,9 millones. Y aún mejor en 2015: 203,5 millones de euros para los fruticultores extremeños por sus productos vendidos fuera de España. Esta estadística es de la Federación Española de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex), basada a su vez en datos de la Dirección General de Aduanas.

La facturación está vinculada, obviamente, a la producción y al precio de cada año. Dos aspectos ahora negativos «aunque la clave va a estar en la ciruela. La primera variedad ya está en el mercado. La última, a partir de septiembre. Si recibimos unos buenos precios por la ciruela podremos medio salvar la campaña», reflexiona Gómez.

De lo que hasta ahora se ha visualizado, el descenso en cuanto a producción de nectarinas y melocotones ronda el 20% respecto a una cosecha normal. Ese porcentaje aumenta hasta el 50% en cuanto a la reducción en ciruela. «La ciruela es la clave, sí, y hay que esperar unos días más para saber qué producción puede haber realmente y si el precio sube, como debería subir», señala José Aurelio García.

Un análisis de Fepex indica que las dificultades climatológicas ha provocado una alta siniestralidad, especialmente por pedrisco, falta de cuajado y heladas.

«Estas malas condiciones meteorológicas están afectando también al consumo de fruta de hueso, y se puso en evidencia la preocupación generalizada porque a pesar del momento puntual de frío (en referencia a mayo), el consumo se ha retraído en los últimos años», remata esta organización en un informe dado a conocer en su asamblea general celebrada a finales de la primavera en Villanueva de la Serena.

«Es verdad que en Europa y en otros mercados exteriores que son básicos para nosotros hemos tenido una primavera fría y eso no invita precisamente al consumo de las variedades de fruta temprana. Eso ya lo hemos sufrido. Ahora queda ver cómo se comporta realmente la fruta de verano», subraya Gómez.

«A partir de mitad de junio hizo calor en Europa y tampoco se reanimó el consumo. Me da que no hay una explicación solo basada en un menor consumo para explicar los bajos precios. A ver ahora con el calor generalizado si se reanima el mercado», argumenta García.

«Hemos empezado quince días tarde sobre lo normal y hay menos cosecha. No puedo saber cuánto pero, por lo menos en esta parcela que tengo, la calidad es mejor respecto a la de otras campañas», concluye Ramos.

El agricultor de Valdelacalzada señala que los costes de los fruticultores son elevados y unos bajos precios, unido a un descenso apreciable de la producción, «nos llevaría a muchos problemas».

Variabilidad
«Vamos a esperar que la tendencia mejore porque a este paso muchos optarán por sembrar olivar en parcelas de regadío», esboza el gerente de Explum, inquieto «no solo como gerente sino como agricultor por una situación que no acaba de enderezarse desde 2015».

Miguel Ángel Gómez destaca que hablar de precios estables en el sector de la fruta de hueso es algo casi imposible. «Aquí sufrimos una oscilación que no padecen otros sectores agrícolas. Y no es que cambien los precios de la fruta en cada quincena o semana. Es que nos encontramos con una variaciones tremendas en cuestión de días, de horas», recalca.

Javier Ramos corrobora esa afirmación. «Mejor no preguntar lo que te van a pagar porque es verdad que no te lo dicen y pasa muchas veces que te dan una estimación pero luego es muy diferente. Habrá que acostumbrarse a eso», sentencia el joven agricultor, quien empezó su actividad agrícola «vendiendo por libre, sin estar en una cooperativa, pero me he asociado porque creo que así estoy más cubierto».

El gerente de la cooperativa de Valdelacalzada añade otro elemento en el debate para significar lo singular del sector de la fruta. «Estamos hablando de fruta fresca de hueso, perecedera, que tiene que venderse en el momento adecuado y recogerse con unas horas de sol determinadas, un calibre, una coloración… En Extremadura, que somos una potencia mundial en fruta, se hacen bien las cosas como norma general pero hay algunos aspectos que se nos escapan», indica García.

Se refiere, de un lado, a que la primavera no ha ofrecido toda la insolación que hubieran deseado los fruticultores y, de otra parte, a los obstáculos que se topa el sector extremeño en cuanto a infraestructuras de transporte, «claramente mejorables para poder llevar un contenedor de fruta en el menor tiempo posible a un puerto y de ahí al mercado extranjero».

 

Fuente: Hoy Extremadura

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