La inversión es clave para transformarse en tiempos de incertidumbre

La revista MERCADOS puso punto final ayer a su serie de webinars ‘Transformarse para un nuevo escenario’, en los que ha reunido a profesionales de los distintos eslabones de la cadena de valor hortofrutícola con el objetivo de analizar el nuevo escenario post-COVID y trazar algunas de las tendencias de futuro.

Precisamente sobre ‘Tendencias en el proceso de transformación’ versó la cuarta y última sesión, que contó con la participación de Aurelio del Pino, presidente de ACES; Felipe Medina, secretario general técnico de Asedas; Mikel Elorza, director general de Primeale; Manuel Escoda, responsable de Marketing de Bonnysa; y Javier Bardón, responsable de Marketing de Syngenta.

Todos los ponentes coincidieron en la rápida respuesta de los productores y la distribución española desde el inicio del confinamiento, garantizando el abastecimiento de frutas y hortalizas no solo de España, sino también de Europa. Alabaron su capacidad de “adaptación” y, en el caso de Felipe Medina, destacó especialmente el papel jugado por los supermercados de proximidad: “Ha sido una suerte para todos los españoles tener establecimientos a pocos metros de sus hogares a los que podían acudir rápidamente andando y volver a recluirse en sus casas”.

El sector se enfrenta ahora, sin duda, a un nuevo escenario y, parafraseando a Andy Stalman, Mr Branding, si este no puede ser transformado, “hay que transformarse”. Para ello, Aurelio del Pino insistió en la necesidad de invertir como condición sine qua non para afrontar esa transformación, adaptándose rápidamente a “un entorno de gran incertidumbre” y, es más: “Cuanto más incertidumbre, más necesaria es la inversión”, afirmó.

Y es que, como expuso Mikel Elorza, los cambios se han producido a todos los niveles: entorno, cliente, empresa y tecnología. En lo que respecta al primero, y ante la incertidumbre actual, Elorza abogó por “tener claros los valores”, algo que “nos va a ayudar a dirigir el cambio hacia el rumbo adecuado”.

El consumidor es ahora más exigente, demanda productos de proximidad, está más concienciado con la sostenibilidad y, sobre todo, busca alimentos que le den confianza y seguridad.

Las empresas, por su parte, se han visto obligadas a flexibilizar sus procesos, implantar el teletrabajo, reorganizar sus equipos y buscar nuevas motivaciones. Y todo ello en un contexto en el que la digitalización e incorporación de nuevas tecnologías, en general, se ha acelerado. “Debemos adaptar nuestra estrategia a la nueva situación del mercado y las demandas del consumidor”, comentó Elorza, para quien “no podemos quedarnos estancados, sino que debemos buscar nuevos productos y oportunidades”.

De esto último habló, precisamente, Manuel Escoda, quien señaló que la pandemia ha abierto la puerta a “nuevas formas de comprar”, y llegado a este punto fue tajante: “Pero no todo podrá ser venta online”. Escoda abogó por la omnicanalidad, combinando la compra por internet con la realizada en la tienda física, para Del Pino, “la mejor forma de trasladar la formación en alimentación de padres a hijos”.

Y es que, si algo quedó claro durante la jornada de ayer es que el consumidor está muy preocupado por su salud, y la gran distribución debe liderar el cambio hacia una alimentación saludable. En esta línea, Escoda introdujo un nuevo concepto: el engagement, o lo que es lo mismo, la necesidad del consumidor de sentirse identificado con los valores de una marca, hasta el punto de ser fidelizado por esta.

Digitalización
Para Javier Bardón, “hemos avanzado en unos meses lo que nos hubiera llevado hasta 10 años”; sin embargo, “digitalización no es solo venta online”, sino que debe trascender los procesos internos de la empresa y llegar directamente al campo: “Supondrá una auténtica revolución que permitirá al consumidor acceder a la trazabilidad total de los productos”.

Para él no cabe duda de que la digitalización “ha llegado para quedarse”, como también lo ha hecho la sostenibilidad, con la aparición de un consumidor mucho más consciente y que demanda mayor información sobre los productos que adquiere.

Y llegados a este punto, la proximidad saltó a la palestra, y Manuel Escoda puso en valor la importancia de que la UE sea “autosuficiente”, reduciendo así su dependencia de las importaciones de países terceros. En esta línea, Felipe Medina introdujo un factor más: “Debemos aprovechar los 70.000 millones de euros de los fondos de recuperación de la UE y, entre todos, visualizar qué modelo económico queremos para España en los próximos años”, un modelo en el que el sector agroalimentario debería jugar un papel protagonista, “propiciando esta discusión”.

La ‘mala imagen de la distribución’
Felipe Medina criticó que la distribución española no comunica al consumidor todo lo bien que debiera y, en esta línea, lamentó que “el 80% de la información que leen los consumidores españoles sobre la distribución tiene un carácter negativo, bien sea por crisis alimentarias o tensiones de precios”, trasladándoles la imagen de que “no deben fiarse de nosotros, porque les estamos cobrando mucho más de lo que deberían pagar por los productos”. Los datos, sin embargo, reflejan que los precios de la alimentación en España están seis puntos porcentuales por debajo de la media de la UE. Sin embargo, la pandemia ha ayudado a ‘mejorar’ esa imagen de la distribución, que ha actuado con rapidez, evitando roturas de stock y garantizando el abastecimiento de alimentos.

Por último, el director técnico de Asedas se refirió a la recesión económica en ciernes, que volverá a obligar al sector a “hacer un gran esfuerzo de contención de márgenes, ajuste de surtidos… para adaptarnos a la nueva situación”.

La transformación en la cadena de valor ha comenzado y todo apunta que, más pronto que tarde, veremos los primeros resultados.