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La exportación alimentaria, en alerta ante los giros proteccionistas

El “brexit” y las decisiones de Donald Trump desde que asumió la presidencia de Estados Unidos están cambiando de forma progresiva el mapa de las relaciones comerciales, tal y como hoy se conoce, tanto dentro de la Unión Europea (UE) como en los intercambios con terceros países.

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Un escenario preocupante para el sector exportador alimentario europeo, que ya tuvo que enfrentarse a recientes desafíos -como el veto ruso a las producciones comunitarias- cuenta con incertidumbres de futuro, como las citas electorales en Francia, Holanda y Alemania, y cómo evolucionará la actual casi paridad euro-dolar.

Hace algo más de un mes que Trump llegó a la Administración estadounidense y lo que en principio eran promesas de defender sus fronteras -como reza su lema America First– ya es una realidad. En materia comercial, el pasado 23 de enero firmó en el Despacho Oval una orden ejecutiva para sacar al país del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), del que forman parte otras once naciones.

En el cajón de documentos olvidados o paralizados, por el momento, espera el Tratado Transatlántico de Libre Comercio(TTIP, siglas en inglés), acuerdo que ya había creado bastante controversia entre administraciones, partidos políticos y sector agroalimentario.

Nuevos mercados para los alimentos

Para el director de alimentos y gastronomía del Instituto de Comercio Exterior (ICEX), Javier Guevara, “las perspectivas comerciales para los productos agroalimentarios europeos siguen siendo positivas”, si bien hay “obstáculos”. Entre ellos, Guevara señala a Efeagro el veto en Rusia a los alimentos comunitarios, las “incertidumbres” en las relaciones con Estados Unidos o el efecto del “Brexit” en la economía de la UE.

Ante esto, anima a “mantener la búsqueda de nuevos mercados en Asia, América Latina o África“, que puede suponer un “paliativo” ante estas dificultades que tacha de “temporales”.

La opinión de los productores

Mientras tanto, las cooperativas y las organizaciones agrarias aseguran que siguen expectantes ante los cambios que pueden producirse. “Puede ser un reto o una oportunidad“, explica el director de Relaciones Internacionales deCooperativas Agro-alimentarias, Gabriel Trenzado. A su juicio, una de las claves es entender los acuerdos comerciales como un “todo” y, especialmente desde la Unión Europea, “no firmarlos con urgencia”. De momento, añade, desde las cooperativas agroalimentarias españolas no se han apreciado decisiones “inmediatas” y el comercio sigue siendo “muy fluido” con Estados Unidos, aunque “Trump ha demostrado que es lo que decía”.

El director de relaciones internacionales de la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja), Ignacio López, ante la paralización del TTIP, por ejemplo, insta a mantener una situación de alerta, pero sin llegar a conclusiones pues “aún no se sabe por dónde van a salir los negociadores comunitarios”. Entre sus preocupaciones, también apunta la intención de relanzar el Mercosur, donde las condiciones de producción distan mucho de ser equiparables a las europeas.

El secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Miguel Blanco, recalca que todos estos cambios están generando una “enorme incertidumbre” en el sector en términos de orientaciones productivas y de mercados. Y opina que si el “TTIP es nefasto a todos los niveles”, especialmente en materia de calidad y seguridad alimentaria, aún sería peor “se si retomara con los criterios de Donald Trump”.

La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) insiste en su “firme oposición” al TTIP -por entender que se utiliza la agricultura y la ganadería como moneda de cambio-, pero reconoce que “su cancelación definitiva no es, al igual que otros tratados que afectan a la economía de todo el planeta, un motivo de celebración o tranquilidad”. Para UPA, el apoyo de Trump a otros mandatarios como el presidente ruso, Vladimir Putin, -que “tanto daño ha hecho a la agricultura español con su veto”-, hace temer que EEUU “puede considerar este tipo de medidas proteccionistas en su catálogo de políticas”.

La exportación alimentaria a Canadá

Mientras se despeja la incógnita del TTIP y se fijan los pasos del brexit, Europa vuelve la mirada a otros mercados, como el canadiense. El Europarlamento aprobó el pasado 15 de febrero el tratado de libre comercio e inversiones entre la UE y Canadá (CETA) con amplia mayoría de 408 votos a favor, 254 en contra y 33 abstenciones.

Con las cifras en la mano, se trata de un mercado importante para la Unión Europea. En 2015, la UE vendió a Canadá productos agroalimentarios por valor de 3.420 millones de euros, mientras que importó en torno a 2.198 millones de euros.

Se trata del noveno destino más importante para los envíos agroalimentarios de la UE fuera de sus fronteras, una clasificación que lidera EEUU, seguido de China y Suiza. Entre los productos más exportados por la UE al mercado canadiense, destacan los incluidos en la categoría de “vinos, vermú, sidra y vinagre”; de “licores y las bebidas espirituosas” y de “chocolates, confitería y helados”, según datos de la Comisión Europea.

La exportación agroalimentaria europea, y la española en particular -que ha sido motor de un sector que ha demostrado su músculo incluso en plena crisis económica-, contiene el aliento hasta ver en qué se traduce este periodo de incertidumbre política internacional.

Fuente: efeagro.com

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