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La escasez de patata dispara su precio

La falta de existencias en el resto de países comunitarios eleva con fuerza la exportación de la patata temprana española.

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patata nueva

La patata ha alcanzado unos precios récord esta campaña, hasta situarse en una media de entre 40 y 45 céntimos de euros el kilo en Castilla y León, Rioja o Albacete para la patata de media estación, la de mayor producción, por encima de la tardía que se recoge a partir de otoño. Estas cifras contrastan con los 0,16 euros en origen que se pagaban por el kilo de patata durante la campaña anterior y, sobre todo, con los tres y cuatro céntimos que se llegaron a pagar en 2017. La razón de esta subida no se encuentra en una escasa cosecha en España, sino en una falta de oferta en los meses precedentes en los mercados europeos por la mala cosecha anterior a causa de la sequía. Una situación que ha supuesto que los operadores comunitarios hayan arrasado las producciones españolas de patata temprana en los últimos meses, y con ello hayan empujado hasta cifras récords todas las cotizaciones.

Según datos del sector, la producción del conjunto de los países comunitarios cayó un 17% la última campaña. Esa reducción fue de más del 20% en España. En el país, la producción de patata extra temprana se quedó en 86.000 toneladas en los tres primeros meses del año, frente a las 370.000 toneladas de patata temprana ente abril y junio, las 833.000 toneladas de patata de media estación en estos meses verano y las 690.000 toneladas de patata tardía, cuya recolección se realiza a partir de otoño con un volumen total por debajo de los dos millones de toneladas.

En el resto de países comunitarios la escasez impidió atender la demanda, y convirtió a España en el suministrador de patata a países productores como Alemania, Holanda o Francia, con la patata temprana de Sevilla o Cartagena como protagonistas. La subida de los precios se ha mantenido, por el momento, para la patata de media estación, y en el sector confía en que los mismos se puedan mantener en buenos niveles ante la existencia en España de una cosecha similar a la anterior, y a pesar de que en el resto de la UE se espera un aumento de la oferta en el entorno del 4% en los próximos meses.

España, desde que la superficie de cultivo cayó de más de 200.000 hectáreas a poco más de 70.000, ha sido en las últimas décadas un país netamente importador de patata de otros países comunitarios, especialmente en el segundo semestre del año. En 2018, el volumen importado fue de 817.000 toneladas, procedentes principalmente de Francia, que ha desplazado a Holanda como principal proveedor. Por lo contrario, España exportó el año pasado menos de 300.000 toneladas, de las que el 40% acabó en Portugal. Durante el primer semestre de año, España ha sido proveedor de los grandes países productores comunitarios.

Según datos del sindicato agrario COAG, el consumidor final abonó un precio medio de 1 euro el kilo, frente a un precio en origen de 0,34 euros.

 

Fuente: El País

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