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Hoteles para “bichos” en los campos de manzanas de Val Venosta

Ácaros depredadores, crisópidos verdes, avispas parásitas, mariquitas negras o redúvidos son huéspedes siempre bienvenidos al Paraíso de las Manzanas.

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  • Insectos que, entre otros beneficios, mantienen a raya a las plagas, sirven de polinizadores y ayudan a preservar la biodiversidad

Los agricultores de la Asociación de Cooperativas Hortofrutícolas de Val Venosta promueven en sus cultivos para preservar y proteger la biodiversidad el uso de los llamados hoteles para insectos. Unas particulares construcciones que ellos mismos instalan en sus campos de manzanas y que contribuyen al control biológico de las plagas de forma sostenible.

En el Valle Venosta se encuentran más de 5.300 hectáreas de cultivos, el equivalente a 4.000 campos de fútbol, donde nacen las manzanas que consumidores de 50 países disfrutan en sus hogares. Esta región conocida como el Paraíso de las Manzanas está situada al pie de los Alpes italianos y se ha convertido en una de las zonas de mayor producción de manzana de alta calidad. Fundamentalmente gracias a las más de 1.600 familias de agricultores que las cultivan con pasión, siguiendo técnicas naturales de producción respetuosas con el medio ambiente. Entre ellas la instalación de los conocidos hoteles para bichos.

Se trata de miles de habitáculos instalados en los huertos que conforman todo un resort lujo para estos huéspedes de los campos de manzanas Val Venosta. Unos habitáculos que simulan un refugio natural a modo de albergue e hibernación de los insectos. Las “suites” pueden ser una simple caja o estructuras de diferentes tamaños y formas. En su interior contienen departamentos construidos de materiales naturales. Pero ¿qué papel cumplen en los campos estos animalillos?

Los insectos, que pueden ser molestos para los humanos en otras circunstancias, en los huertos de manzanas de Val Venosta son bienvenidos pues cumplen un papel transcendental que los agricultores de Val Venosta conocen bien. De acuerdo con el principio «comer y ser comido», mantienen el equilibrio del ecosistema y, a largo plazo, a raya las presencias indeseadas. Cada insecto tiene sus propias fortalezas, como parásitos que comen o polinizadores. Ácaros depredadores, crisópidos verdes, avispas parásitas, mariquitas negras o redúvidos son alguna de las pequeñas criaturas que se instalan en estas construcciones y, forman un potente ejército contra las plagas.

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