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Día Mundial contra el Cambio Climático: agua y energía

Hoy 24 de Octubre se celebra el día mundial contra el cambio climático, Naciones Unidas refuerza su mensaje de pasar a la acción y pisar el acelerador en la lucha contra el cambio climático. Se pide contundencia y resultados en los días previos a la celebración de la COP27 de Egipto.

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Los recursos hídricos son escasos

En 2020, el 87% de la electricidad mundial generada por sistemas térmicos, nucleares e hidroeléctricos dependía directamente de la disponibilidad de agua. Mientras tanto, el 33% de las centrales térmicas que dependen de la disponibilidad de agua dulce para su refrigeración se encuentran en zonas de alto estrés hídrico. Este es también el caso del 15% de las centrales nucleares existentes, porcentaje que se espera que aumente al 25% en los próximos 20 años.

El 11% de la capacidad hidroeléctrica también se encuentra en zonas de alto estrés hídrico. Y aproximadamente el 26% de las presas hidroeléctricas existentes y el 23% de las proyectadas están dentro de cuencas fluviales que actualmente tienen un riesgo medio o muy alto de escasez de agua.

Las centrales nucleares no sólo dependen del agua para su refrigeración, sino que también suelen estar situadas en zonas costeras bajas y, por tanto, son potencialmente vulnerables a la subida del nivel del mar y a las inundaciones relacionadas con el clima. Por ejemplo, la central nuclear de Turkey Point en Florida (Estados Unidos), que se encuentra al nivel del mar, se verá amenazada en las próximas décadas. Las mejoras periódicas de las prácticas operativas y la evolución de las obligaciones reglamentarias pueden reducir sustancialmente las pérdidas de producción de las centrales nucleares debidas a las inclemencias del tiempo, según el Organismo Internacional de Energía Atómica.

El cambio climático pone en peligro la seguridad energética en todo el mundo

El cambio climático afecta directamente al suministro de combustible, a la producción de energía y a la resistencia física de las infraestructuras energéticas actuales y futuras.

Las olas de calor y las sequías ya están poniendo a prueba la generación de energía existente, lo que hace aún más importante reducir las emisiones de combustibles fósiles. El impacto de unos fenómenos meteorológicos, hídricos y climáticos extremos más frecuentes e intensos ya es evidente.

Por ejemplo, en enero de 2022, los apagones masivos causados por una ola de calor histórica en Buenos Aires, en Argentina, afectaron a unas 700 000 personas, mientras en noviembre de 2020, la lluvia helada cubrió las líneas eléctricas en el Lejano Oriente de la Federación de Rusia, dejando a cientos de miles de hogares sin electricidad durante varios días. Y en Estados Unidos, los bajos niveles de agua en los embalses de los dos mayores embalses del país, los lagos Mead y Powell, están provocando graves problemas de abastecimiento de agua y energía.

La preocupación por el impacto del aumento de la temperatura global en la seguridad energética es, por tanto, primordial en la carrera hacia las cero emisiones netas de carbono.

El objetivo de las cero emisiones se conseguirá cuando las emisiones de CO2 procedentes de las actividades humanas se equilibren globalmente con su eliminación durante un periodo determinado. A esta situación se le domina también neutralidad del carbono.

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