La temporada del caqui se mantiene viva, aunque la fruta ya no alcanza los precios que se registraron al inicio de la campaña. Además, a los múltiples desastres meteorológicos desatados este año se ha añadido una importante reducción de la cosecha como consecuencia de las plagas. Las mermas de la producción superan ampliamente el 50% y la rentabilidad pende de un hilo. En esas condiciones, muchos han acabado, literalmente, por los suelos. El pasado 6 de octubre, un alzireño denunció que le habían robado 40.000 kilos de caquis entre el 1 y 6 de octubre de la plantación de la que él mismo era el encargado. El hombre relató a la policía que había quedado con un comprador para que viese la fruta y acordar un trato, aunque al acceder al campo se percató de que faltaba toda la producción.

Al dar cuenta de la situación de la parcela aseguró a los agentes que para acceder al campo había que transitar por un camino de 200 metros cerrado al paso por una cadena con candado del que sólo cinco personas tendrían la llave. Admitió también que la cerradura se encontraba en perfectas condiciones.

La sorpresa de los agentes fue mayúscula: los caquis no habían sido sustraídos sino que se encontraban en el suelo de la finca, a los pies de los árboles productores, por lo que le arrestaron por presunta simulación de un delito. Al no tener antecedentes quedó en libertad con la obligación de comparecer ante la Justicia.

Fuente: Levante EMV