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De la UE a Argentina, el mapa mundial de la inflación

La guerra de Ucrania ha agudizado la alarmante subida de precios de los alimentos en casi todos los rincones del planeta, un peligroso enemigo común que los países combaten con armas muy diversas: ayudas a los desfavorecidos, topes a los precios de productos básicos, nuevos impuestos... o la inacción.

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En un momento en el que el Gobierno español ya ha anunciado que tomará alguna medida ante un alza de los precios que se ha anotado un 15,3% en noviembre, la realidad es que algo tan básico como hacer la compra ha subido un 10% en la zona euro, mientras que en China la inflación apenas se ha elevado un 2%, según publica Efeagro.

La subida de la luz, las materias primas y los inputs en general están detrás de una subida de costes que se traslada a toda la cadena de valor alimentaria y llega -en mayor o menor medida- hasta el precio de venta al público en los comercios en todo el planeta.

En términos generales, existe una inflación alimentaria que trasciende, y mucho, la media de los precios en general; está por encima del 80% en Argentina, donde hay alimentos con topes, y se produce un mayor compromiso con las clases bajas en Estados Unidos.

También se han atisbado anuncios de retoques fiscales, como bajar los impuestos de algunos productos básicos (que al final sólo han sido los de higiene femenina en Italia) o el anuncio de Portugal de gravar a la distribución, una idea que esta misma semana ha apuntado uno de los partidos que sustenta el gobierno español.

La inflación alimentaria en América: un reto que no es nuevo
1. Más sellos de comida en Estados Unidos
El país se enfrenta a tasas de inflación que no se registraban desde hacía décadas: los precios de los alimentos han subido más de un 12% en el último año, con los cereales y artículos de panadería (15,9%) y los lácteos y derivados (15,5%) entre los más afectados.

La Administración estadounidense no ha puesto en marcha ninguna medida general para paliar los efectos de estos incrementos, pero sí ha aumentado los beneficios a las personas más vulnerables, que participan en el programa de asistencia alimentaria del gobierno (SNAP, en inglés): los famosos sellos de comida, de 281 dólares al mes para una persona y 740 para una familia de tres.

2. Argentina: «precios justos» y una inflación al 91,6%
Con la inflación como uno de sus históricos caballos de batalla, los precios en los primeros diez meses del año han acumulado en Argentina una subida del 76,6%; si se circunscribe al apartado de alimentos y bebidas no alcohólicas, fue en esa fecha del 91,6% interanual y el acumulado entre enero y octubre, del 80%.

Para enfrentar el desbocado aumento de precios, el Gobierno argentino lanzó en noviembre pasado el plan «Precios justos», un nuevo acuerdo con fabricantes de productos de consumo básico y supermercados para fijar precios de 1.700 productos por 120 días.

Es una iniciativa que no es nueva y sustituye a otro programa de precios «cuidados» que, con distintas variantes, se viene renovando desde finales de 2013 y cuya efectividad es cuestionada por expertos, al no lograr aplacar la imparable inflación.

3. Brasil y la subida de tipos para doblegar los precios
Acumula un alza del 10,32% en los precios de alimentos y bebidas hasta octubre, por encima del 4,70% del índice general, en una tendencia que se repite en bastantes países.

El Gobierno de Jair Bolsonaro decidió reducir impuestos y controlar el precio de los combustibles, mientras que el Banco Central de Brasil llevó los tipos de interés hasta el 13,75% para tratar de doblegar la inflación.

Una China más cara, pero sólo un 2%
Según las últimas estadísticas oficiales, el IPC subió de media un 2% interanual entre enero y noviembre en China, una tasa mucho más baja que la de otras potencias económicas, por lo que el Gobierno -que se había marcado un tope oficial del 3% para este año- no ha anunciado ningún plan para atajar la subida de los precios.

De hecho, el primer ministro, Li Keqiang, defendió en junio su política monetaria «prudente», para evitar altas tasas de inflación, y aseguró que en los últimos años el banco central chino «no imprimió cantidades excesivas de dinero», lo que ha hecho que no se haya visto obligado a subir tipos de interés.

Tanto es así que este año los ha bajado para reavivar la economía, muy lastrada por los rebrotes récord provocados por ómicron y los consiguientes confinamientos; algunos analistas apuntan a que precisamente las restricciones y los confinamientos han sido uno de los factores que ha mantenido la inflación en niveles bajos, al lastrar la demanda y el consumo.

La vieja Europa, más cara que nunca
1. Italia con una «tarjeta ahorro» desde los ayuntamientos
Su índice de precios de consumo armonizado (IPCA), conocido como la cesta de la compra, aumentó en noviembre un 12,5% interanual.

Para ayudar a las familias ante esta situación, el gobierno de Mario Draghi concedió cheques a aquellas con las rentas más bajas y aumentó la ayuda por hijo, y aunque se habló de eliminar el IVA de los productos de primera necesidad, sólo introdujo una reducción al 10 % de los productos para bebés y de higiene íntima femenina.

Ahora, el nuevo Ejecutivo de Giorgia Meloni la ha recortado al 5% en los Presupuestos para 2023 y ha dispuesto una partida en los Presupuestos para dar a las rentas más bajas hasta 15.000 euros al año, con una «Tarjeta Ahorro» gestionada por los Ayuntamientos cuyo fin es la adquisición de productos de primera necesidad.

Esta tarjeta, que aún no está en vigor, se podrá utilizar en las tiendas y supermercados participantes en la iniciativa y supondrá descuentos en una cesta de productos.

2. Portugal, ¿impuesto a la gran distribución?
Este noviembre se espera que registre una inflación del 9,9% y un precio medio de la cesta básica de la compra para un adulto elevada en un 21 % en octubre (en comparación al mismo mes de 2021), según estimaciones del Banco de Portugal.

El Gobierno de António Costa impulsó por la inflación una ayuda de un pago único de 60 euros en abril para las familias de pocos recursos pero en verano decidió activar un segundo, además de uno único en octubre de 125 euros por cada trabajador con ingresos de hasta 2.700 euros mensuales.

Además, en noviembre lanzó la idea de gravar con un impuesto a la gran distribución, si bien aún no se ha concretado.

3. Alemania y el efecto de su crisis energética
Según las cifras aún provisionales del Departamento Federal de Estadística, en noviembre el IPC alimentario había subido un 21,3 % interanual, más del doble de la tasa interanual general de inflación.

El gobierno alemán ha puesto en marcha un paquete de ayudas tanto a los ciudadanos como a las empresas por 200.000 millones de euros, pero está orientado esencialmente a paliar los efectos de la crisis energética en la factura del gas, la luz y la calefacción externa, con un encarecimiento interanual del 38,4 %.

Esto refleja la principal preocupación en el país: el encarecimiento de la energía y sus efectos tanto en el conjunto de la economía alemana, que el próximo año según los pronósticos existentes entrará en recesión.

4. Francia y su cheque para «productos franceses»
Su IPC alimentario creció un 12,2 % interanual en noviembre, después de un alza del 12 % en octubre, muy superior a la de la inflación, que en noviembre alcanzó un 6,2 % interanual.

El Gobierno ha creado un fondo de 60 millones de euros para ayudar a los bancos de alimentos y estudia la implantación de un «cheque de alimentación» para las familias más modestas, condicionado a la compra de productos franceses, algo complicado desde el punto de vista práctico y jurídico.

5. Un Reino Unido fuera de la Unión Europea (UE)
Desde el comienzo del año, los precios de los alimentos han subido el 16,2 %, el nivel más alto desde 1989, pero el Gobierno británico no ha tomado medidas específicas ante esta situación.

Los grandes supermercados han puesto a la venta productos de fabricación propia, ya que son más baratos que los mismos de marcas más conocidas y tradicionales, para ayudar a los consumidores.

Rusia en guerra y con apoyo a los agricultores
Según el pronóstico del Ministerio de Desarrollo Económico, la inflación alimentaria para finales de 2022 se situará en torno al 11,8 %, un porcentaje que según sus cálculos bajará hasta el 5,2 % en 2023.

Entre los productos que más han subido en los últimos meses destacan verduras, como tomates y pimientos, y frutas como plátanos y naranjas, mientras continúan bajando los cereales y azúcar.

El Gobierno de Putin ha adoptado una serie de medidas para apoyar a sus agricultores y frenar el incremento de los precios, incluidos préstamos en condiciones favorables y subvenciones para la puesta en marcha de nuevos proyectos en el sector agroalimentario.

 

Fuente: Efeagro

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