Paraguayas, Senegal, crisis de precios y responsabilidad de las Administraciones

He recibido una interesante reacción a un post anterior en este mismo blog de parte de, aparentemente, un productor español de paraguayas. Resumiendo de la forma más fiel posible su opinión, nuestro lector se queja de los precios a los que se compraban en campo las paraguayas ya antes de la crisis rusa: 20 cent por kilo pasada por la cámara, que no cubren ni los gastos de recogida. Y añade:

“Al mismo tiempo, en los mercados de abastos hay de todo: FRUTAS, HORTALIZAS de todo. No es de España todo, ni mucho menos. Por qué no se prioriza el producto de aquí en vez de traerlo de países extracomunitarios? ¿QUIEN SE BENEFICIA? Los empresarios que plantan en Senegal o en los países de fuera de Europa son de aquí?

Si se hacen bien las cosas, SE HA DE PAGAR AL AGRICULTOR POR SU PRODUCTO. ¿Quién se responsabiliza de que los agricultores tengan salida de sus productos?

Son muchas, interesantes e importantes preguntas, a las que voy a intentar responder en este, y otros posts, aportando un punto de vista sin ánimos de zanjar ninguna discusión sino de abrir el debate.

Yo no sé quiénes son, de que nacionalidad son, los que cultivan en Senegal. Sé que, en nuestro vecino Marruecos, se oye hablar mucho en español, en francés y en holandés tanto entre los productores de frutas y hortalizas como entre los suministradores de insumos y los transportistas. Esto también significa empleos, y riqueza en España.

La exportación más visible desde Senegal es la de jóvenes que se pasean por nuestras playas y calles vendiendo prendas, trapos, bolsos, discos, gafas … Si queremos que esto se acabe un día, si queremos que cejen las muertes en el Mediterráneo, las pateras y el tráfico de seres humanos, habrá de ofrecerles alternativas dignas de vida en su país. Quizás pase por vendernos paraguayas.

Es verdad que hay producto no español en nuestros mercados. En este caso es extracomunitario, de un país africano que goza de preferencias de acceso al mercado europeo en el marco de una política de ayuda al desarrollo.

Pero el argumento es peligroso, porque somos la primera potencia exportadora europea de frutas y hortalizas, en particular en invierno. Oigo el mismo argumento en Francia en contra de los productos importados, españoles en primer lugar. ¿Tiene España interés en soplar los brasas del nacionalismo hortofrutícola? ¿Tiene España, un país que está expulsando al extranjero a una parte significativa de su juventud, de la juventud más formada que hemos tenido nunca, interés en soplar las brasas del nacionalismo económico?

La respuesta me parece evidente, claramente no, cien veces no.

Esto quiere decir que esta no es la solución, no quiere decir que el problema no existe. ¡Por supuesto que los agricultores deben recibir un precio digno por sus productos! ¡Por supuesto que 20 céntimos el kilo de paraguayas no es un precio digno!

Entramos entonces en el interesante debate de ¿Quién se responsabiliza de que los agricultores tengan salida de sus productos? Me atrevería a responder: en primer lugar el propio productor. Estamos hablando de organización, comercial y empresarial; de interprofesión, de cooperativas; de organizaciones de productores y sus asociaciones, de fondos operativos disponibles en mucho mayor medida que utilizados para invertir en calidad, trazabilidad, comercialización y reducción de costes de producción; de fondos operativos utilizados si pero no siempre de la manera más conveniente y transparente para construir futuro.

No pueden las Administraciones “responsabilizarse de que los productores tengan salida a sus productos, sobre todo si son perecederos como las frutas y hortalizas. Están aquí para hacer frente a los tsunamis, como es el embargo ruso. Están aquí para intentar evitar que entren productos infectados en Europa, para proteger la salud humana, animal y vegetal, Están aquí para acompañar al productor, en su empeño productivo y organizativo.