La sostenibilidad no es un lujo, es una necesidad también comercial
A veces duele tener razón. Tampoco hacía falta que este Paranoico fuera adivino para anticipar, como lo hemos venido haciendo en numerosas entradillas, que el interés bien entendido del sector pasa por hacer las cosas bien. Si no se hace por convicción, hágase por interés.
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El futuro se construye al presente: La sostenibilidad no es un lujo, es una necesidad también comercial
Yo soy un economista agrario. Nunca he abordado, por incompetente, temas como la muerte del Mar Menor, los riegos ilegales en el entorno del Parque Nacional de Doñana o los derechos sociales de los trabajadores, desde el ángulo de la ecología, la política hidráulica o la política social. Lo que sí he dicho, y escrito, repetidas veces es que el comportamiento de unos pocos podía dañar económicamente, y mucho, a todo el sector. Podía contribuir a desacreditar los productos españoles en nuestros mercados, para el mayor beneficio de nuestros competidores.
No es solo Aldi, que ya es mucho. El rechazo de Aldi se va a extender a todos los supermercados alemanes, también los de LIDL y EDEKA. Parece que los alemanes no quieren tratos con las empresas investigadas en el sumario de la operación Topillo.
Un productor de lechugas baby, el primer ‘castigado’ por Aldi
Estar investigado no significa ser culpable. Felizmente en nuestro país, y en nuestra Justicia, existe la presunción de inocencia, y no seré yo el que eche ni la primera ni la última piedra contra, en este caso, la empresa de Félix Guillén.
Pero existe la condena pública, la de las redes sociales y los titulares de los periódicos. Muchas veces, la “condena” ocupa un lugar referente en la primera página y, mucho tiempo después, cuando la Justicia ha confirmado la inocencia, la noticia no aparece, o aparece en un discreto lugar de una página interior.
Quien evita la ocasión, evita el peligro. No solo debe el sector seguir intentando valorizar y difundir los esfuerzos reales que la gran mayoría de los productores realizan para producir sosteniblemente, tanto en lo económico, como en lo social y lo medioambiental. Debe también intentar consolidar una alianza con medios de comunicación, ecologistas y sindicatos de buena voluntad para asegurar el cumplimiento de la ley. Acompañado por centros de investigación públicos y privados, debe incluso anticiparse a las estrategias europeas “De la Granja a la Mesa” y “Biodiversidad” para ser actor de la transición agro-ecológica, de la adaptación al (y mitigación del) cambio climático.
Lo acontecido hoy es un duro golpe. De ellos también se aprende. Y el sector ya ha demostrado en crisis anteriores su capacidad para anticipar. El futuro se construye al presente.