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La prudencia es la madre de todas las ciencias

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Tenemos ya unas cuantas semanas de experiencia en el manejo de la crisis generada por el embargo ruso a las frutas y hortalizas europeas y ya podemos extraer algunas lecciones, una en particular que resumiría en una palabra prudencia.

Del primer reglamento comunitario, que se ha comentado en este blog en reiteradas ocasiones y en otros vecinos, sabemos que no se van a retirar ni mucho menos todos los productos que se anunciaron, y no solo en Polonia. La carrera por acaparar la mayor parte posible del presupuesto comunitario disponible se ha vuelto contra el sector.

¿O quizás no? Quizás los temores fueron excesivos y parte de los productos se pudieron recolocar en otros mercados. A más largo plazo, el gobierno ruso va a intentar substituir los productos europeos por otros productos para evitar, o limitar, el desabastecimiento de las poblaciones de las grandes ciudades.

Lo explicaba magníficamente en la lista de circulación Ecoagra, Vicent Estruch Guitart, un Profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural de la Universitat Politècnica de València. Decía concretamente:

Creo que mezclar todos los productos agrarios en el análisis es erróneo y puede inducir a que se tomen decisiones erróneas entre los agricultores.

No es lo mismo el mercado de las manzanas que el de los cítricos. El principal motivo son sus zonas productoras. Si la Unión Europea (es decir, España, Italia, .. ) no exportan a Rusia su hueco lo ocuparán Marruecos, Egipto y Turquía. Estos países son actualmente exportadores y por lo tanto con un entramado de redes comerciales funcionando que les va a permitir incrementar su volumen exportado sin problemas.

Como es obvio la fruta que se desvíe a Rusia, no la van a poder enviar a Europa y ese exceso de oferta (que tanto se ha pregonado por nuestros políticos y sindicatos con el objetivo de obtener ayudas), sólo se producirá si el volumen exportado por estos países a Rusia es menor que el volumen que nosotros íbamos a exportar a ese país.

Lo que si se ha logrado con ese discurso alarmista y recolector de ayudas es que la percepción en campo (gracias a los comunicados de nuestros políticos y sindicatos) fuese que se iba a generar un grave problema de exceso de oferta y ello implicó que en la mandarina de primor (empieza a venderse en campo en julio-agosto) tuviese una bajada de precio respecto al año anterior.

Sin embargo la realidad es que en estos momentos hay poca fruta disponible, pero la percepción de que va a ser una campaña problemática sigue estando presente.

Cierto es que si esos países consolidan una mayor cuota de mercado en Rusia, se dificultarán las exportaciones futuras de la Unión Europea, pero ese es otro tema.

Prudencia por lo tanto, organización también y seguir mirando al mercado y poco a unas administraciones que lo único que pueden ofrecer es esparadrapos y mercurocromo.

 

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