A favor de seguir importando tomate marroquí
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La noticia saltó ayer y ha provocado un gran revuelo, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha anulado el acuerdo por el que la UE y Marruecos liberalizaron su comercio de productos agrícolas y pesqueros, al opinar que la Unión no verificó si la explotación de los recursos del Sahara tenía un impacto sobre la población de ese territorio.
Parece que se da, además, el agravante de que en la zona en litigio existen explotaciones hortícolas. No son las grandes zonas productoras pero parece que haberlas, haylas como nos enseña Alvaro Areta en su tweet:
Parece claro que la sentencia va a ser recurrida pero se plantea el problema de qué hacer mientras tanto y qué hacer hasta que una sentencia sea definitiva y, si es necesario y en base a su contenido, un nuevo acuerdo sea negociado, aprobado y entre en vigor. Esto requiere tiempo, mucho tiempo.
Los sindicatos agrarios de Almería lo tienen claro. Como se señala en esta misma revista, COAG ha pedido a las autoridades comunitarias la aplicación “inmediata” de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europeo (UE) que anula el acuerdo por el que la UE y Marruecos liberalizaron su comercio de productos agrícolas. De igual forma, el presidente de Asaja Almería, Francisco Vargas, ha pedido la paralización “cautelar” e “inmediata” de “todas” las importaciones procedentes de Marruecos con productos agrícolas incluidos en el acuerdo UE-Marruecos, anulado por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, y ha instado a que no se retomen hasta que se esclarezca la situación.
Lo siento, no puedo compartir esta exigencia. La relación entre el reino de Marruecos y la Unión Europea es una relación estratégica que es necesario conservar, consolidar y desarrollar por encima de contingencias.
Evidentemente, el ordenamiento jurídico internacional tiene que respetarse y la situación del Sahara occidental encontrar una salida que no puede ser otra que una salida negociada. Pero estoy completamente en el amplio terreno de mi incompetencia por lo que no me siento autorizado a emitir un juicio ponderado sobre el tema.
La relación con Marruecos es estratégica desde muchos y diversos puntos de vista: Europa necesita a sus puertas un Marruecos estable que dé pasos hacia mayores niveles de democracia; necesitamos de Marruecos para canalizar los flujos migratorios ilegales, para evitar en toda la medida de lo posible transformar el mare Nostrum en un cementerio; la colaboración de Marruecos es necesaria la lucha contra el tráfico de drogas y la trata de personas; el desenvolvimiento activo de Marruecos es importante para la lucha contra el terrorismo internacional…
Menos estratégicamente importante pero también a tener en cuenta, son los restantes actores del acuerdo comercial con Marruecos: algo tendrán que decir por ejemplo los pescadores, andaluces en su gran mayoría, que faenan en estas aguas. No olvidemos, además, que Europa tiene una balanza comercial (y agraria) excedentaria con el reino de Marruecos.
Sé que estamos en campaña electoral, sé que el papel lo aguanta todo, sé que existe competencia electoral entre los diversos sindicatos y esto no siempre significa moderación y sentido común, pero estoy plenamente convencido que es una batalla perdida y, insisto, contraproducente.
Esta no es la batalla del tomate de invierno. Hoy, la batalla me parece ser mucho más la del método de cálculo del valor a tanto alzado, pero esto es otra historia que abordaremos en una próxima entradilla.
Y porque hay que elegir entre libre mercado o regulaciones, a nivel mundial. A ver si nos dejamos ya de la ley del embudo.
Gracias Tomás