El sector ecológico vive, probablemente, su mejor momento. El valor de mercado del consumo de estos alimentos suma 33.500 millones de euros en toda Europa, donde Alemania se mantiene como el principal consumidor, con un 30,3%, seguida de Francia (21,5%) e Italia (8,5%), según el Informe Anual 2017 de Ecovalia, que sitúa a España en el séptimo puesto de este ranking (5,4%). En nuestro país, el consumo de productos bio ha crecido 18 veces más que el de alimentos convencionales, un 12,5% frente al 0,7%, hasta sumar 1.700 millones de euros en 2016. Y en la cesta de la compra ecológica, las frutas y hortalizas ocupan un lugar privilegiado, suponiendo el 18,5% de la inversión de los hogares en estos alimentos.
“ La cesta de la compra bio suma ya 1.700 millones de euros en España
Sin embargo, no todo son buenas noticias para el sector. Los costes de producción del ecológico son más elevados que los del convencional, comenzando por la semilla, cuyo proceso de obtención resulta más gravoso. En este sentido, cabe recordar que la legislación comunitaria obliga al uso de semillas ecológicas en los cultivos bio, salvo que no exista disponibilidad de una determinada variedad, abriendo así la puerta al uso de no tratadas, de momento, más económicas, permitiendo al agricultor reducir costes.
Este último es un factor muy a tener en cuenta para rentabilizar unas producciones que, pese a esos mayores costes productivos, alcanzan un precio final en el mercado cada vez más similar al del producto convencional. Y es que, a medida que crece el consumo de ecológico, lo hace también su oferta, con el aumento por parte de la distribución del espacio que destina al bio en sus lineales.
La guerra de precios podría llegar también al ecológico y, como claman distintas voces dentro del sector, esto supondría el principio del fin.