Con una excelente implantación en berries, pocas dudas hay sobre las ventajas del uso de programas de manejo integrado de plagas (ICM) en dichos cultivos. Sin embargo, también es cierto que la falta de una valoración comercial por parte del mercado supone un hándicap para que muchos agricultores apuesten por estos programas y motivo principal por el que su implantación no sea del 100% a pesar de los excelentes resultados que se obtienen con ella. “Esta campaña de berries, a pesar de las dificultades que ha habido debido a la climatología, los programas de ICM han sido todo un éxito, logrando controlar las principales plagas de los cultivos”, apunta Manuel Gómez, técnico especialista de Bioline AgoSciences, añadiendo que una de las claves de su éxito es que disponen de programas dinámicos y flexibles.
Sus programas de ICM son dinámicos y flexibles
Con los responsables técnicos de esta empresa nos reunimos en las instalaciones de su distribuidor en Huelva, Pedro Pérez Agrícola, en Bonares, quienes nos muestran su total convencimiento por este sistema de protección del cultivo, después de más de 10 años de experiencia en la zona, por las ventajas que aporta ya no solo al medio ambiente y al producto en sí, sino también para el propio agricultor.
La base del programa de manejo integrado de plagas pasa por la prevención, de ahí que el seguimiento de campo es la principal herramienta de Bioline AgroSciences. “Ninguna campaña es igual a otra, por lo que sistematizar programas es un error. Hay que hacer un exhaustivo seguimiento de cada finca por personal muy cualificado que ponemos al servicio del productor, para actuar cuando se detecta el primer foco de plaga”, enfatiza Inmaculada Serrano, técnico de Pedro Pérez Agrícola.
Ventajas
La primera de estas ventajas es quizás la que pasa más desapercibida: la propia salud del agricultor. El contacto directo con productos fitosanitarios y los riesgos que ello conlleva están muchas veces infravalorados y deberían también tenerse muy en cuenta a la hora de decidir qué sistema de cultivo hay que llevar. “La persona que día a día está en el campo es la más beneficiada de la no utilización de fitosanitarios”, argumenta Inmaculada Serrano.
Pero también es muy importante el respeto medioambiental. Los programas de ICM tratan de buscar y recuperar el ecosistema, integrando enemigos naturales con tratamientos fitosanitarios selectivos. “Además, el uso repetitivo de químicos genera resistencia a las plagas y, frente a esta situación, los auxiliares pueden ser la solución más eficaz”, explica Cristina Dasi, técnico comercial de Pedro Pérez Agrícola.
Está claro que este sistema de gestión de cultivo exige un seguimiento mayor del mismo, e incluso, mayores costes iniciales, pero, a la larga, pone a disposición de los agricultores herramientas más eficaces y naturales, que terminan por redundar en plantas más sanas, sin estrés y con una fruta de mayor calidad y sin problemas de residuos.
También es un éxito en cítricos
Plenamente implantados en berries, Bioline AgroSciences está apostando fuertemente por el cultivo de los cítricos, donde disponen de herramientas altamente eficaces para sus principales plagas, como pueden ser arañas rojas, cotonet o pulgones. A pesar de la dificultad que conllevan los cultivos al aire libre y en grandes explotaciones. “Al igual que en berries, la clave está en llevar a cabo un seguimiento continuo de cada finca, de cada parcela, y actuar de forma preventiva, sin esperar a que se instale la plaga. Aunque inicialmente el efecto de un tratamiento fitosanitario sea más visible de forma inmediata, a más largo plazo, el uso de auxiliares termina siendo más ventajoso por cuanto sus efectos perduran durante el resto de la campaña”, e incluso en ejercicios sucesivos, sin afectar al equilibrio del sistema, añade Gómez.
El éxito de los programas de ICM para el control de plagas está contrastado y el sector conoce sus ventajas. Es ahora el momento de que el mercado valore y premie este sistema de cultivo.