En los últimos 10 años el sector de fresa ha experimentado una importante transformación en su sistema varietal. Se pasó de tener una o dos variedades principales a contar con más de 30 diferentes, hasta ser actualmente poco más de una decena las que tienen una representación porcentual significativa, con tres variedades que cubren prácticamente el 80% de la superficie fresera de Huelva. Ni el agricultor, ni el vivero han sido los responsables de esta selección, sino el propio mercado. Fruta de larga vida poscosecha, firme y resistente, precoz y con sabor son las características que prevalecen en los materiales que se están multiplicando en los viveros de Castilla y León y produciendo en la provincia de Huelva.
Fortuna, de la Universidad de Florida, se posiciona para la próxima campaña como cabeza de lista representando, según el propio sector fresero, alrededor del 50% de la superficie de producción. Habiendo superado sus problemas de mortandad, este material se ha situado como el más demandado en nuestro país gracias a la gran rentabilidad que ofrece a los agricultores y a su alta productividad, estable a lo largo de la campaña. “Un caballo ganador seguro”, puntualizaba Javier Palacios, gerente de Viveros Río Eresma. “La reina de las variedades”, comentaban desde el vivero de Cobella. Sin duda, un éxito absoluto que le ha llevado a registrar un importante crecimiento, a pesar de que hay agricultores que ponen en duda su futuro.
Junto a Fortuna, las variedades que mayor presencia tienen en los viveros son las de Fresas Nuevos Materiales, que están aportando una mayor autonomía al sector al no depender de programas de obtención extranjeros, con materiales autóctonos de elevada calidad. Son las variedades Primoris y Rábida, además de la A10-48-3, que cuenta con muy buenas expectativas. Un buen nivel de grados brix, además de su precocidad en el caso de Rábida y larga vida poscosecha determinan el progreso de estos materiales. Un éxito que se traducirá en la siguiente campaña en un crecimiento del 35% de la variedad Primoris, y de un 45% en Rábida, representando en conjunto casi un 30% de la superficie de producción en Huelva.
Una variedad para cada ciclo productivo
Una de las preocupaciones de los obtentores es que los productores apuestan por mantener una o dos variedades durante toda la temporada debido al alto coste que supone un cambio varietal. Y es que para obtener la calidad que demandan los mercados, es preciso enlazar dos o tres variedades específicas para cada periodo de la campaña y destruir las no adecuadas por haber pasado ya su momento óptimo. “Si no lo hacemos se pone en riesgo toda la campaña”, argumentan desde Eurosemillas.
Una idea que vuelve a apuntar en la necesidad de mejorar la calidad de la fruta, fundamental para incentivar el consumo. En este sentido, el Congreso de Frutos Rojos celebrado en Huelva ponía sobre la mesa la necesidad de mejorar la calidad de nuestra fruta frente a la de otras producciones. Algo que no se ha alcanzado hasta el momento porque en las investigaciones se han primado aspectos como la larga vida, productividad y precocidad frente al sabor. Pero es momento de cuestionar esta estrategia, especialmente tras escuchar las palabras de un importador inglés: “Si la tendencia de mercado apunta a un consumidor más racional, que realiza la compra de forma frecuente, no es necesario ofrecerle una fruta que se conserve muchos días en su hogar, por lo que vamos a centrarnos en dar calidad”.
Sólo a través de ella, el sector podrá competir con las producciones locales de otros países, así como incrementar la demanda a nivel nacional. Y en ello están trabajando los viveros, que a fecha de 3 de julio tienen un correcto y sano desarrollo de la planta sin grandes incidencias climáticas, como declara Emilio Bardón, de Viveros California. Esperemos que el resto del sector sepa desarrollar igual de bien las tareas que les corresponden.•