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Una oportunidad para reducir el desperdicio alimentario. AMETLLER ORIGEN

Josep Ametller, consejero delegado y cofundador de Ametller Origen.

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Un producto de máxima calidad. El cambio climático, la transición energética, la guerra, la pandemia, el colapso de las materias primas… Todo esto ha hecho que nos encontremos ante un escenario más complicado. Durante estos últimos meses, hemos trabajado mano a mano con todos nuestros proveedores para seguir ofreciendo la misma calidad a precios competitivos. En nuestro caso, anteponemos siempre la calidad. Estamos obsesionados con el producto y vivimos de su excelencia.

Se ha producido un descenso de la demanda solo en aquellos productos donde el impacto de precio por la escasez de oferta se ha disparado, por ejemplo, las judías verdes, algunos tipos de tomates, etc. Nuestra gama de frescos es muy amplia y cada familia puede adaptarse en función de su presupuesto.

Primero, la calidad. Las frutas y verduras frescas y de temporada son nuestro core business y, de hecho, actualmente, representan el 45% de nuestras ventas, cuando en un supermercado convencional no pasarían del 8% o 10%. Desde siempre nos hemos preocupado por ofrecer un producto de máxima calidad, para nosotros, como decía, nuestra obsesión se centra en la excelencia. Sacrificamos, por ejemplo, producir más cantidad de frutas y verduras por hectárea para conseguir alimentos con el máximo de nutrientes. Trabajamos para ser más eficientes, siempre que aporte valor al producto.

«Lo más caro y menos sostenible es lo que compras y se acaba desperdiciando en la nevera»

Y nuestra razón de ser es ofrecer la máxima calidad al precio más competitivo posible, pero siempre en este orden. Queremos ser la elección de las familias que basan su alimentación en el producto fresco y, por encima de todo, les importa lo que comen, tanto a nivel nutricional como de sabor. El precio nos preocupa, claro está, haremos todo lo que esté a nuestro alcance para ofrecer el máximo valor al mínimo precio. Aunque lo más caro y menos sostenible es lo que compras y se acaba desperdiciando en la nevera porque a nadie le gusta lo suficiente. Los costes de producción agrícola se han disparado y el cambio climático está haciendo estragos, cambiando el paradigma de forma vertiginosa. Supongo que habrá quienes sacrifiquen calidad en el sentido más amplio de la palabra a cambio de precios más baratos, pero no será nuestro caso.

Máximo aprovechamiento. La actual situación de inflación es una oportunidad para reducir el desperdicio alimentario e intentar aprovechar al máximo el producto. Por ejemplo, este año hemos podido salvar decenas de miles de kilos de fruta dulce con defectos visuales que otros años no nos atrevíamos a comercializar, y ha contado con una gran aceptación por parte de nuestros clientes, puesto que tenía un descuento aproximado del 50% y estaba igual de rica. Los momentos actuales son ideales para aprovechar al máximo todo lo que sale del campo. El primer foco de desperdicio alimentario empieza en el origen y aquí todos juntos tenemos una gran oportunidad de mejora. Como ésta, hay muchas otras oportunidades para aprovechar al máximo todo lo que tenemos a nuestro alcance.

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