La tecnología aplicada a la distribución alimentaria en el post-Covid
Felipe Medina, secretario general técnico de ASEDAS.
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Han pasado ya más de dos meses desde que se decretó el confinamiento de la población y, cuando echamos la vista atrás, aquellos días en los que el acaparamiento de productos fue noticia de portada nos parecen cosa de otra época. La capacidad de liderazgo de los empresarios de las cadenas de supermercados, la flexibilidad y el altísimo nivel que demostró el conjunto de la cadena agroalimentaria, así como el compromiso absoluto de los trabajadores, fueron las claves para transmitir tranquilidad a la población en esos momentos difíciles.
El objetivo se ha conseguido con un gran esfuerzo consistente en anticiparnos a los problemas y en buscar soluciones de manera muy rápida para responder a las expectativas de todos los consumidores.
En ese momento y hoy en día, la tecnología existente es una gran aliada. Ha sido necesario cambiar la logística de pedidos a tienda, modificando en tiempo récord los algoritmos de conformación del surtido para atender a las nuevas necesidades y demandas de los consumidores, que cambiaron en cuestión de horas.
Para nuestras compañías, ha sido como cambiar las piezas de un fórmula 1 circulando a 200 km/h.
Llega el momento de mirar hacia el futuro y éste se resume en dos palabras: confianza y seguridad. La tecnología es uno de los factores que jugará un papel importante en la optimización de las medidas que permitan a los consumidores realizar sus compras con total tranquilidad en tres aspectos: desinfección de tiendas, eficacia logística y comercio electrónico.
Entre las grandes novedades tecnológicas, se encuentran los sistemas automatizados de desinfección de tiendas, así como de carros y cestas, que permitirán ganar tiempo en la realización de estas tareas cruciales. La confianza del consumidor viene de la mano de la seguridad y, por ello, se mantendrá el uso de mamparas, el mantenimiento de la distancia de seguridad y el pago sin contacto.
En el aspecto de la logística, una tecnología emergente que ya se estaba utilizando en las plataformas de supermercados es el Blockchain. Ésta es una gran aportación a los procesos de trazabilidad y transparencia en la seguridad alimentaria, autentificando el origen y los pasos que siguen los productos hasta llegar al consumidor. De nuevo, es un factor que contribuye a transmitir seguridad y tranquilidad a los consumidores, además de agilizar los procesos logísticos, aspecto que se ha visto fundamental para reaccionar con rapidez a los cambios en la demanda.
Por último, el comercio electrónico de alimentación ha experimentado también una presión sin precedentes. El último estudio publicado por Nielsen apunta a una cuota en gran consumo del 2,3 por ciento, es decir, casi el doble (1,2 por ciento) que el año anterior. Pero todavía tenemos que ver si esta tendencia se va a mantener o si volvemos a un canal online de alimentación como un complemento al canal físico, donde el consumidor tradicionalmente prefiere adquirir sus alimentos frescos. En todo caso, las empresas de supermercados han implementado en tiempo récord transformaciones importantes en forma de aplicaciones informáticas y la creación de mini-plataformas logísticas que han permitido multiplicar la capacidad de servicios y que podrían ser la base de un crecimiento futuro. Además, el Big Data resulta un gran aliado en toda la gestión del surtido que se vende a través del canal online. Con este entorno tecnológico como fondo, lo que en ningún caso hay que olvidar es que el supermercado seguirá cumpliendo su misión de ofrecer un surtido de alimentación completo, variado, de calidad y a precios competitivos muy cerca de las casas de los consumidores.
La distribución española de proximidad ha demostrado estar a la altura de las circunstancias y saber responder a los cambios, por muy radicales que sean, siempre con la mirada puesta en el servicio hacia el consumidor. En resumen, creo que durante esta crisis se ha podido apreciar el inmenso valor de la proximidad cuando se trata de distribuir y acercar alimentos a los ciudadanos.