La efectividad del control biológico. BIOLINE IBERIA
Es un método de cultivo muy extendido en arándanos y frambuesas que cooperativas como Bonafrú llevan años utilizando. Nos reunimos con su director técnico, Diego José Pulido, y con Isabel Díez, responsable técnico comercial de Bioline Iberia, para analizar los resultados obtenidos en ambos cultivos.
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En SCA Hortofrutícola de Bonares (Bonafrú), hace ya más de 15 años que implementaron sus primeros protocolos de control biológico de plagas en arándanos, frambuesas e incluso fresa. En los dos primeros, este método de cultivo ha terminado por imponerse, sin embargo, en fresa, “es más complicado, ya que el producto comercializado no alcanza un mejor precio para el agricultor y, por tanto, no es más rentable”, explica Diego José Pulido, director técnico de Bonafrú.
Hoy por hoy, prácticamente el 100% de la frambuesa que produce la cooperativa se cultiva bajo métodos de control biológico, unas 150 ha, así como la totalidad de su arándano, otras 100 ha. Para ello cuentan con el asesoramiento de Bioline Iberia, un partner sin el que no sería posible llevar los cultivos a buen término.
“El pulgón, en arándano, y la araña roja, en frambuesa, son las principales plagas que afectan a estas berries”, comenta Isabel Díez, responsable técnico comercial de Bioline Iberia, quien añade que para combatir a uno y otro cuentan con soluciones: Aphidius colemani y Phytoseiulus persimilis, respectivamente.
En el caso concreto de la frambuesa, el director técnico de Bonafrú recuerda que decidieron comenzar a trabajar con control biológico ante la falta de materias activas para combatir la araña roja: “Entonces, solo había un producto fitosanitario que podíamos usar y, tras aplicarlo en reiteradas ocasiones, generaba resistencias en la plaga, de modo que no podíamos eliminarla”. Años después, el uso de fauna auxiliar se ha convertido en su mejor herramienta no solo para el control de plagas, sino también para garantizar la sanidad de sus cultivos, su seguridad alimentaria y el cumplimiento de las demandas de las cadenas de distribución. Y es que los supermercados europeos fijan sus propios LMR más allá de los armonizados por la Unión Europea (UE) y, además, restringen el uso de materias activas autorizadas que pueden emplearse en los cultivos.
Mayor biodiversidad
El uso del control biológico favorece el resurgir de la biodiversidad del entorno. Primero, el propio enemigo natural que se suelta aparece de forma espontánea y, al sustituir fitosanitarios de amplio espectro por otros de bajo impacto, reaparecen otros insectos –beneficiosos o no- que enriquecen el entorno.
Pero llegar a este punto no es tarea fácil. Hay que ser constante y, sobre todo, estar convencido de las ventajas del control biológico. En este sentido, la responsable técnico comercial de Bioline Iberia insiste en que hay que ser pacientes, no aplicar productos fitosanitarios a menos que sea necesario y, en el caso de hacerlo, asegurarse de su compatibilidad con la fauna auxiliar. “Donde más problemas de instalación de los insectos beneficiosos hemos observado este año ha sido en las fincas donde se ha tratado mucho”, apunta.
Posible y rentable
El control biológico de plagas en frambuesa y arándano no es, ni mucho menos, más caro que el químico, y los resultados son muy positivos para el agricultor, como comenta el productor Pedro José Martín. En su caso, cuentan con 11 ha de frambuesa bajo este método de cultivo y “funciona muy bien”. Según explica, deben realizar las primeras sueltas antes de que exista una gran incidencia de la plaga; para ello, es fundamental la observación e identificación de los focos de araña roja.
Para que el control biológico siga funcionando y creciendo en Huelva, en Bioline Iberia apuestan por la formación de los técnicos y agricultores.