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La distribución, un colaborador necesario. PATATA

La patata española cerró una campaña en positivo. Sin embargo, las importaciones de Francia siguen dañando al sector, que ve cómo cae el consumo nacional porque este tubérculo no satisface al consumidor.

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patata Egipto

A diferencia de la pasada, esta campaña no ha dejado un sabor de boca tan amargo a los productores españoles de patata. La producción ha caído entre un 15%-20% debido a las condiciones climatológicas, lo que se ha traducido en mejores precios para el sector y, de hecho, las producciones más tardías han alcanzado los 0,18 euros /kg, cifra por encima de la media habitual.

Los bajos rendimientos han sido la tónica general en todas las zonas productoras, no solo españolas, sino en el resto de Europa, incluida Francia, el principal país competidor. Tanto es así que, si bien todo hacía presagiar que la campaña francesa se alargaría y, por tanto, perjudicaría las producciones extratempranas y tempranas de Andalucía y Murcia, la realidad ha sido diferente. “Este año no ha sido tanta la presión de Francia”, afirma Marcos Román, presidente del sector de la patata de Asociafruit, quien añade que, incluso, “hemos podido exportar durante más meses, hasta agosto, cuando habitualmente finalizamos la campaña de exportación en junio”.

Muy similar es el balance que realizan desde Castilla y León, la mayor zona productora nacional. “Los precios se han mantenido por encima de la media, comenzando la campaña con unos 0,40 euros/kg y finalizando a 0,18”, comenta Jesús F. Carrión, presidente del sector de patata de Urcacyl, quien matiza que, solo en esta región, los rendimientos han caído de los 50.000 kilos por hectárea (kg/ha), de media, a entre 35.000-40.000 kg/ha.

Pese a todo, la situación general del sector es complicada. La superficie en España sigue cayendo, en torno a un 10% en esta campaña, según el Avance de Superficie y Producción del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) de septiembre de 2018, hasta situarse en las 66.500 ha. Mientras tanto, la importación de patata francesa aumenta: 483.039 Tn, un 15,3% más entre enero y septiembre de 2018. Paradójicamente, el consumo nacional sigue cayendo: un 5% entre octubre de 2017 y septiembre de 2018. Pero, ¿por qué?

Los productores nacionales lo tienen claro: la patata que los consumidores encuentran durante gran parte del año en los lineales no satisface sus exigencias. “El consumidor comienza a valorar más la calidad culinaria de la patata y no tanto la visual”, afirma Jesús F. Recio y explica que, cuando se habla de patata de conservación, “la española se conserva a 8ºC y no a 4ºC como la francesa, es más oscura, pero tiene más calidad, menos azúcares y se adapta mejor al uso más habitual en España: frita”. Mención aparte merece la patata nueva, con mejores propiedades culinarias y gastronómicas, ya que es un producto que va directo del campo a la mesa.

La presión de distribución y envasadores
Sin embargo, y a pesar del rechazo del consumidor, lo cierto es que los envasadores, por un lado, y la gran distribución, por otro, siguen teniendo en la francesa su patata preferida, sobre todo por una cuestión de precio. “Nos piden que seamos más competitivos”, comenta Marcos Román, quien afirma que “lo somos en Bélgica, Holanda o Reino Unido, luego ¿por qué insisten en que no somos competitivos en España?”. Jesús F. Carrión es aún más contundente: “A la distribución y los envasadores les cuesta mucho entender que la calidad visual ya no es la que prima”.

Y en todo este entramado, el sector comienza a ver algo de luz al final del túnel, sobre todo los productores de Castilla y León o Galicia, las zonas más tardías. “Estamos observando una tendencia en la distribución a incorporar patata española de conservación de la variedad Agria”. Este tipo de tubérculo, de gran tamaño, forma ovalada, piel fina y gran textura es, según muchos expertos, ideal para freír por su buena combinación entre fécula y agua, sus pocos azúcares y buen peso. De confirmarse esta tendencia, podría suponer un revulsivo para el sector. “Podríamos ser autosuficientes”, afirma Carrión, quien apunta que, actualmente, esta variedad ya está consolidada en el canal HORECA.

De momento, hay supermercados que apuestan por el producto nacional y recurren a la patata de importación una vez finalizada la campaña en España. En cualquier caso, desde el sector productor apelan a la responsabilidad de la distribución para que informe y forme al consumidor sobre qué tipo de patata adquirir en cada época del año y según qué uso, contribuyendo a frenar el descenso del consumo.

La semilla, más cara
El precio de las semillas se ha incrementado entre un 15%-30%, según FEPEX, convirtiéndose en un factor determinante para la próxima campaña. Entre sus causas se encuentra el menor rendimiento de la patata de siembra debido a la sequía. En cualquier caso, Javier Boceto, director de Meijer, afirma que, “en las variedades protegidas, hemos logrado amortiguar esa subida de precios”.

PATATA
1.978.622 Tn (ê16,3%)
Producción.

66.492 ha (ê10,2%)
Superficie.

483.039 Tn (15,3%)
Importación.

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