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La dificultad de consolidar nuevos mercados que compensen siete años de veto ruso. FEPEX

El veto ruso a las frutas y hortalizas comunitarias impuesto en agosto de 2014 sigue en vigor, al menos, hasta diciembre de 2021, sin que haya indicios de que la situación geopolítica que lo provocó haya mejorado. De hecho, la CE anunció en junio que las sanciones aplicadas a Rusia desde entonces se ampliaban seis meses más, hasta el 31 de enero de 2022, y cabría esperar que Rusia responda igual.

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Tras más de siete años desde el inicio del veto ruso a las importaciones de frutas y hortalizas comunitarias, las consecuencias siguen notándose y, aunque la Comisión Europea (CE) habilitó medidas los primeros años para compensar los daños ocasionados, el sector sigue sufriendo la desaparición del que era su principal mercado no comunitario. En 2013, antes del veto, la exportación directa de frutas y hortalizas españolas a Rusia totalizó 230.729 Tn, pero el volumen real se considera muy superior dado el peso de las reexportaciones desde otros Estados miembros como Francia, Países Bajos y Polonia.

En este tiempo, no se han consolidado mercados fuera de la UE y de Europa que compensaran el cierre de Rusia. De hecho, las exportaciones españolas a países terceros no superan el 4% del volumen total, incluyendo mercados de los que se ha hablado mucho como China, Japón… La importación española de países terceros está creciendo, mientras que las exportaciones a esos destinos descienden. En 2020, el 63,5% de las compras nacionales procedieron de estados extracomunitarios, situándose en 1.983 millones de euros; en volumen, fueron 1,6 millones de Tn, el 48% del total. Comparando la procedencia de las frutas y hortalizas importadas el año pasado con los anteriores, se consolida el predominio de los países extracomunitarios, siempre por encima del 60% del total.

Frente a esto, la exportación española fuera de la UE el año pasado se mantuvo casi igual que en 2019 por el fuerte tirón de países europeos como Suiza y Noruega. Pero si excluimos estos destinos y hablamos solo de países extraeuropeos, el valor de la exportación cayó un 13,5%, hasta los 519 millones de euros.

Este año, además, con datos del primer semestre, las ventas fuera de Europa han retrocedido aún más: un 21% en volumen y un 24% en valor respecto al mismo periodo de 2020, 178.410 Tn y 199,5 millones de euros, el 2% del total exportado por nuestro país. El COVID-19 ha provocado dificultades en el transporte marítimo, principal medio utilizado para llegar a países no europeos, lo que también está influyendo en el retroceso de estas ventas. El mayor coste de los fletes y las dificultades para encontrar contenedores vacíos perjudican los envíos.

Ante esta situación, se requiere una política comercial más equilibrada que, al menos, no perjudique a los productores comunitarios. La CE negocia con otros países la apertura del mercado determinando el nivel de competencia dentro de la UE y estableciendo los límites de la preferencia comunitaria. La UE tiene 46 acuerdos comerciales con 78 socios. A pesar de las tensiones proteccionistas de los últimos años a nivel mundial, Bruselas apuesta y actúa a favor de una liberalización continua. Por el contrario, no negocia, en términos generales, con países terceros las condiciones específicas para la apertura de sus mercados a las producciones comunitarias. Esto le corresponde a los Estados miembros (EEMM) de forma individual, lo que dificulta enormemente la apertura real de nuevos mercados, porque el poder negociador de un EEMM frente a países como China es mucho menor y por la complejidad de las negociaciones de estos protocolos.

Para FEPEX, el futuro de la producción y de la exportación hortofrutícola requiere una política comercial más eficaz tanto en el ámbito defensivo, aplicando con rigor las medidas de protección y salvaguardia previstas en los acuerdos con países terceros, como en el ofensivo, garantizando el acceso a los mercados con potencial de terceros países, de forma que la globalización deje de ser asimétrica.

NECESITAMOS UNA POLÍTICA COMERCIAL MÁS EQUILIBRADA QUE NO PERJUDIQUE A LOS PRODUCTORES COMUNITARIOS

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