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El sector recupera valor, pero de forma puntual

Poner en valor la calidad de la patata nueva sigue siendo el gran reto del sector para que no sean las condiciones climáticas las que sigan determinando el desarrollo de las campañas, sino la propia demanda del consumidor.

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La pasada campaña de patata nacional se caracterizó por un buen nivel de precios debido a la menor oferta que hubo, tanto en España como en Europa. Sin embargo, las elevadas temperaturas en los países de destino, registrando incluso olas de calor, hicieron que el consumo se viera altamente perjudicado. De esta forma, el cambio climático determinó una campaña de exportación menos positiva que la nacional provocando un nivel de precios bajos.

Así la describe José Porcel, gerente de Distrisur, firma que destina el 84% de su producción a exportación, especialmente a Alemania. “Es un mercado muy exigente pero que paga la calidad, aprecia la patata nueva y además respeta a sus proveedores con su fidelidad”, subraya al respecto, aunque esta no haya sido la campaña más propicia para ellos al estar destinados fundamentalmente al mercado de exportación. Esta valoración del producto es lo que busca el sector productor de patata nueva española también a nivel nacional, su principal mercado. Un objetivo que, a excepción de esta última campaña, no suele lograr, debido a la fuerte competencia de la patata de conservación francesa. “Pese a su menor calidad, Francia cuenta con unas infraestructuras que les hace ser más competitivos frente a los productores españoles aunque estemos cada día más profesionalizados”, explica.

Para Porcel, los productores galos supieron responder a la demanda del mercado en su momento gracias a una cultura de conservación que los españoles no han tenido y eso ha provocado que los propios envasadores nacionales dependan de ellos. Sin embargo, que la patata nueva es de mejor calidad es un hecho; tiene unas cualidades organolépticas de sabor, color y textura superiores a la patata conservada durante meses a bajas temperaturas en cámaras. De hecho, casi todas las patatas nuevas recién recolectadas dan un frito casero aceptable, independientemente de su aptitud culinaria principal, cosa que no ocurre con la patata de conservación.

Para esta campaña, el sector en general ha apostado por reducir las hectáreas destinadas a exportación dados los resultados del anterior ejercicio. A nivel comercial, las previsiones son positivas porque no hay gran cantidad de stock de patata de conservación y los rendimientos del cultivo se esperan normales, lo que contribuirá a obtener un buen precio medio.

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